Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

En el mundo de los encantamientos
En el mundo de los encantamientos
En el mundo de los encantamientos
Libro electrónico50 páginas34 minutos

En el mundo de los encantamientos

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

El libro "En el mundo de los encantamientos" contiene cinco historias en las que el lector se familiariza con las criaturas de fantasía (dragones, caballos alados, brujas, lobos con alas, hadas y otras criaturas monstruosas). Los jóvenes héroes de las historias son princesas valientes y valerosos que, a través de sus luchas contra el mal, consiguen pasar a través de aventuras sorprendentes y salir victoriosos.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 dic 2016
ISBN9781370652433
En el mundo de los encantamientos

Lee más de Cristina Gabriela Covaliu

Relacionado con En el mundo de los encantamientos

Libros electrónicos relacionados

Cuentos de hadas y folclore para niños para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para En el mundo de los encantamientos

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    En el mundo de los encantamientos - Cristina Gabriela Covaliu

    Prólogo

    El libro En el mundo de los encantamientos contiene cinco historias en las que los protagonistas son héroes que luchan contra las fuerzas del mal (dragones, brujas, hadas y otras criaturas monstruosas), saliendo ganadores y logrando salvar a sus amigos que confian en ellos, ayudandolos que vuelvan a su forma humana.

    En el mundo de los encantamientos

    Jorge el valiente

    En un pequeño pueblo en las estribaciones de las montañas vivia una vez un comerciante cuya esposa murió desde hace mucho tiempo. Éste tenía una bonita casilla con un gran jardín y un campo sembrado de avena y cebada. Desde la primavera hasta al otoño la avena crecía dal suelo sana y verde y el comerciante la cuidaba con muchìsima atención porque esta avena le traía un montón de dinero.

    Todo iba bien hasta que, en un año, durante el verano, el hombre se dio cuenta que sus cosechas eran cada vez menos, llegando a ser reducidas a la mitad, rotas y comidas, hasta robadas.

    - Señor, ¿cómo es posible esto? Me encontré sin avena, así que sin dinero y comida por todo el año! Que voy a dar de comer a los niños, si moriremos todos de hambre?

    El comerciante tenía cuatro hijos grandes, hermosos, valientes, pero muy perezosos, que no hacían nada todo el día, esperando de su padre dinero, comida y ropa.

    - Despierten, perezosos! Ustedes duermen y nuestra avena dal patio desapareció por completo, probablemente robada por algún vecino, y nosotros nos quedamos como unos ratones de inglesia!

    - ¿Cómo pudo suceder esto, papá? preguntó el menor que era el más astuto de todos, a pesar de que era el más pequeño, más débil y más fràgil y con fama de tonto.

    - Lo que más me molesta es que cada noche desaparece el poco que nos queda y nosotros no hemos alcanzado a recoger nada. Si lo voy a atrapar lo ahorco! dijo el padre enojado.

    - ¿Pero cómo vas a atraparlo, papá? Él viene por la noche, a hurtadillas, sin ser visto y sin que nadie se diera cuenta, pregunta el hermano mayor.

    - Vamos a estar al achecho, por supuesto! dijo el más joven llamado Jorge.

    En seguida todos los hermanos empezaron a reír porque él era considerado el tonto de la familia y su padre no contaba su de èl, creyéndolo igual de frágil como una niña. Y por lo tanto el comerciante decidiò atrapar al ladrón.

    Durante la primera noche, montó guardia el hijo mayor, Christian, lo cual su padre lo consideraba el màs valiente, más fuerte y más inteligente.

    - Quédate al ancheo, hijo mìo, seguramente vas a atrapar a este ladrón lo qual nos roba cada noche, dijo su padre.

    - Muy buen padre, estubo de acuerdo el muchacho.

    Ascendiendo a un árbol para que no pueda

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1