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Invicto: La vida y época del «Admiral One Leg», el vasco artífice de la mayor derrota ing
Invicto: La vida y época del «Admiral One Leg», el vasco artífice de la mayor derrota ing
Invicto: La vida y época del «Admiral One Leg», el vasco artífice de la mayor derrota ing
Libro electrónico596 páginas13 horas

Invicto: La vida y época del «Admiral One Leg», el vasco artífice de la mayor derrota ing

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La historia más veraz del Héroe de Cartagena de Indias: ni era pobre, ni se encontraba su familia en la ciudad.

Una visión de los acontecimientos más importantes de España y Europa en la primera mitad del siglo de la Ilustración, con los enredos de la ambiciosa y maquinadora Isabel de Farnesio, segunda esposa del monarca, empeñada en conquistar territorios italianos para colocar sus vástagos, mientras Don Felipe hacía de Don Tancredo, debido a su trastorno maniaco-depresivo.

La saga de la familia Iza, armadores y capitanes de barcos mercantes, con aventuras, duelos y luchas contra piratas. Las hazañas de Blas de Lezo son contadas por Martín de Iza, que junto a su padre, serán testigos de algunos de los hechos narrados.

La parte final está dedicada a la poco conocida guerra de La Florida y la batalla de Cartagena de Indias, que supuso la mayor derrota naval inglesa del siglo XVIII -éxito atribuido al «Admiral One Leg»-,ocultada por Inglaterra e ignorada por las autoridades españolas.

Hay un pormenorizado estudio de las relaciones con el virrey del Perú y de Nueva Granada, con las maniobras de este último para ocultar la verdad de lo ocurrido en aquella plaza.

Una apasionante novela histórica, que además de rendirle justo homenaje, está llamada a ser todo un documento sobre la época.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento25 sept 2015
ISBN9788491121282
Invicto: La vida y época del «Admiral One Leg», el vasco artífice de la mayor derrota ing
Autor

Marco Antonio Calvo Ros

Marco Antonio Calvo Ros nació en Portugalete (Vizcaya) y vive en Santurce con su esposa, cerca de los puertos deportivo y pesquero. Durante varios años ha realizado un exhaustivo trabajo de recopilación de datos para escribir su primera novela, Invicto, tanto del principal protagonista, como de su época. Se trata de una persona apasionada por el mar, la historia y novelas históricas. Es Traumatólogo, Capitán de Yate y padre de tres hijos.

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    Invicto - Marco Antonio Calvo Ros

    © 2015, Marco Antonio Calvo Ros

    © 2015, megustaescribir

             Ctra. Nacional II, Km 599,7. 08780 Pallejà (Barcelona) España

    Algunos de los personajes mencionados en esta obra son figuras históricas y ciertos hechos de los que aquí se relatan son reales. Sin embargo, esta es una obra de ficción. Todos los otros personajes, nombres y eventos, así como todos los lugares, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a Thinkstock, (http://www.thinkstock.com) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    ISBN:         Tapa Blanda               978-8-4911-2127-5

                        Libro Electrónico      978-8-4911-2128-2

    Contents

    CAPÍTULO I

    Época actual

    Septiembre del año 1.695

    CAPÍTULO II

    Palacio de Versalles a finales de enero de 1.701

    Patente de corso

    CAPÍTULO III

    La batalla de Vélez-Málaga

    Encuentro con el "Resolution"

    CAPÍTULO IV

    Herido en Toulon

    En el Caribe

    El "Stanhope"

    CAPÍTULO V

    De nuevo en Charles Towne

    Miguel José de Sanahuja

    Herido en Barcelona

    CAPÍTULO VI

    El naufragio de la Flota de la Plata

    De nuevo por el Caribe

    CAPÍTULO VII

    La escuadra de Martinet

    CAPÍTULO VIII

    El nuevo virrey del Perú

    Boda de Blas de Lezo y Josefa Mónica Pacheco

    La banca

    CAPÍTULO IX

    Nuevas aventuras

    CAPÍTULO X

    El Banco de San Jorge

    La oreja de Jenkins

    El teniente Martín de Iza

    CAPÍTULO XI

    Espionaje en las Indias

    CAPÍTULO XII

    La misión

    El final de "Red Dog" Murdock

    CAPÍTULO XIII

    El último destino

    Manuel de Montiano

    CAPÍTULO XIV

    Guerra del Asiento

    Primer ataque a Cartagena de Indias

    Segundo ataque a Cartagena de Indias

    CAPÍTULO XV

    El Paisano

    Tercer ataque a Cartagena de Indias

    CAPÍTULO XVI

    El diario

    CAPÍTULO XVII

    La caída de Bocachica

    La captura del "Galicia"

    Dimisión y retorno de Lezo

    CAPÍTULO XVIII

    Los desertores

    La última carga

    CAPÍTULO XIX

    El final de un gran marino

    EPÍLOGO

    ANEXO

    GLOSARIO DE PERSONAJES (históricos)

    BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

    ENLACES EXTERNOS

    AGRADECIMIENTOS

    Un brindis a la vida

    y a quien por mí, todo dejó.

    A los difíciles años,

    a los niños que llegaron,

    a las noches estrelladas,

    al lucero del alba

    a los dorados rayos

    del sol.

    CAPÍTULO I

    Época actual

    E l deterioro se inició con el hundimiento del tejado y poco a poco, la antaño regia y señorial construcción, entró en una fase previa a ser declarada peligrosa. Diez años antes el huracán Katrina, después de los cuantiosos estragos ocasionados en Tejas y la cuenca del Mississippi, cuando transformado en fuerte borrasca abandonaba el continente para dirigirse hacia latitudes más altas, también se dejó notar por Georgia, destruyendo o causando destrozos en muchos venerables edificios, como era el caso.

    Realizados los pertinentes estudios sobre la posibilidad de restaurarlo y con algunas modificaciones transformarlo en un hotel de alto standing, debido a los elevados costes que hacían inviable el proyecto, se recomendó su demolición para ser sustituido por un hermoso y acristalado centro comercial.

    Pesaba en la decisión el hecho que había sido tomado como referente para la película "Lo que el viento se llevó. El del film, de cartón piedra y madera, terminó incendiado por los yanquis como si fuera uno de Atlanta. Aquí se rodaron algunas escenas con Vivian Lehigh, Clark Gable, El Orejas"- siempre detrás de la picarona y revoltosa Scarlett-; supervisados por los distintos directores - ¡hasta cinco! -, que consiguieron realizar aquella oscarizada obra maestra del llamado Séptimo Arte.

    Curiosamente la gran mansión también tuvo su importancia en la Guerra de Secesión, al haber sido utilizada como cuartel general por los rebeldes y posteriormente por los del norte, que la ocuparon durante algunos meses.

    Las enormes columnas del porche eran el preludio de lo que fue, pero ahora, con el desconchado y agrietado de las paredes, la caída de algunos aleros, ventanas rotas, las puertas desencajadas y podrido el suelo de madera - además de lo nombrado al principio -, eran señales inequívocas del final de más de dos centurias de existencia.

    Las ratas, murciélagos, zarigüeyas, avispas y algún que otro peligroso huésped, se habían adueñado del lugar, aumentando la sensación de encontrarse al final de sus días. Había nuevos planes y en ellos no entraba el salvamento de estas vetustas ruinas, por muy antiguas e históricas que fueran. Por otra parte eran como un islote en medio de la ciudad de Savannah y resultaba un anacronismo, al encontrarse rodeado de construcciones de diseño más moderno y oficinas de mayor altura.

    Mientras los propietarios discutían con los ingenieros y arquitectos sobre detalles de lo que se pensaba edificar, los dos muchachos subieron hasta el enorme desván - protegido de la lluvia por un gran toldo -, lleno de trastos aparentemente inservibles, pero siempre se guardaban por aquello de "tal vez más adelante se puedan utilizar" y cual síndrome de Diógenes, se fueron acumulando en aquel gran espacio durante doscientos y pico años, los más variopintos objetos hasta casi impedir la entrada.

    Hurgando y llenándose de polvo, rebuscaron en aquel enmarañado lugar por todos los sitios que podían. Encontraron un clavicordio, timbales, guitarras, tambores, mesas, sillones, dos mecedoras, roperos llenos de trajes de todas las épocas; cuadros, lámparas, cortinas, juguetes, bates de beisbol, bicicletas, radios de tiempos de la nana, e incluso, un pequeño y primitivo ordenador Apple Macintosh, un largo y oxidado fusil de chispa, espadas, maniquíes, un oso disecado bastante estropeado, varias tomahawks, ¡el motor de un Ford T! – a saber cuando y como lo habían subido hasta allí -, y varios arcones entre un sinfín de cachivaches.

    Fueron abriéndolos pensando descubrir algo interesante, pero en dos de ellos solo había vestidos y fotografías en blanco y negro. En un rincón, tapado por muchos libros caídos de un armario, había otro más pequeño con señales de haber estado expuesto a un incendio y en su interior, un uniforme de mayor confederado manchado con sangre muy reseca por el paso del tiempo y la bandera sudista con desgarros y agujeros de balazos. Algunas cartas, diversos documentos, una daga algo oxidada - en la hoja, lo que parecía un dragón rampante con dos letras borrosas -, condecoraciones y algunas monedas antiguas. En el fondo, envueltos en una especie de lienzo, aparecieron tres gruesos volúmenes bellamente encuadernados en piel y titulados con letras doradas, "Mis recuerdos" (I, II y III) y el interior escrito en castellano antiguo.

    El mayor de los chicos, una vez visto el nombre del autor, estuvo a punto de caer de la impresión. – Michael, esto lo hizo un antepasado nuestro, puesto que lo firma Martín de Iza y Boyne y nosotros tenemos un apellido muy parecido, Izboyne. Debemos de informar a nuestros padres lo que hemos descubierto para ver el contenido, pues parece tratarse de un diario, como el del abuelo.-

    Con el tesoro en las manos y emocionados por el hallazgo, bajaron las escaleras hasta el hall donde estaban los dueños con otras personas, discutiendo sobre detalles de lo que tenían pensado construir, mientras miraban los planos colocados encima de una enorme mesa de raíz de nogal.

    - Papá, hemos encontrado estos libros en un pequeño arcón, enterrado entre muchos objetos y seguro que pertenecía a un antiguo familiar.-

    - Como veis ahora estamos muy ocupados; cuando lleguemos a casa echaré un vistazo. Ya os he dicho, que no quiero veros correteando por la parte alta del edificio, no vaya a ocurrir que ceda alguna tabla y tengamos una desgracia. Se han visto algunas serpientes por la parte baja y ¡ojo con ellas! Tenemos que hacer un listado de todo y lo de mayor valor lo llevaremos para dejarlo en algún lugar, como si fuera un pequeño museo; no quiero veros cogiendo nada del desván. Quedaros en el coche y en cuanto terminemos me reuniré con vosotros –

    Cuatro horas más tarde, con la familia sentada en el salón de la amplia mansión situada junto al más famoso campo de golf de la elitista ciudad de Augusta, el padre de los muchachos, que hablaba bien el español, abrió el Tomo I y comenzó a traducir en voz alta y despacio, lo que veían sus ojos…

    "Mi nombre es Martín de Iza y Boyne, soy vizcaíno, descendiente de una familia de armadores con más de ciento cincuenta años de tradición; ex oficial de la marina de guerra española y coronel de esta nueva nación.

    Comienzo estas líneas cuando ha pasado un tiempo del final de la guerra contra los ingleses, a los que tras años de cruenta lucha y la muerte de personas valientes y muy queridas por mí, conseguimos expulsar de estas queridas tierras.

    Ahora soy un respetable ciudadano de las Trece Colonias que forman los Estados Unidos del Norte de América. Y en el otoño de mi vida, mientras contemplo como juegan y crecen mis nietos, con el sosiego y tranquilidad que en estos momentos disfruto mientras contemplo el orto y el ocaso, puedo meditar, recordar y procurar contar, de la mejor manera posible, la mayor parte de las vivencias pasadas.

    Alguien dijo que en la paz los hijos entierran a los padres y en las guerras, son estos quienes lo hacen con los hijos¹. Dura frase pero verdadera y el corazón me duele profundamente por las añoradas pérdidas.

    Es mi intención dejar escrita la historia de mi familia y de los azarosos momentos vividos por mí. Espero que no me falle mucho la memoria y pueda llevar a buen puerto este proyecto, con toda seguridad el último antes que el Señor me reúna con mi esposa, algunos de mis hijos y demás antepasados.

    Cuando pienso como voy a ordenar lo que pondré a continuación, se apelotonan en lo más profundo de mi cerebro, como un rompecabezas, la infancia, mi pequeño pueblo, los seres queridos, los estudios, guerras, boda, luchas y un largo etc., con personajes tan grandes en valor y lealtad, como otros cobardes, a los que tendré que nombrar - con dudas si merecen semejante honor -.

    Como es lógico, los hechos ocurridos y relatados antes de tener uso de razón, así como otros de los que no fui testigo, fueron informaciones procedentes de mis padres, tíos y diversos amigos, mucho más viejos que yo y hace años desaparecidos…"

    Septiembre del año 1.695

    La mañana era fresca debido a la ligera brisa del noroeste. La costa de la colonia inglesa no se veía debido a la bruma matinal y el mar se encontraba con algo de oleaje. Si bien estaba finalizando el verano, debido a la corriente cálida de dirección sureste, se daban estas condiciones ambientales, especialmente en las primeras horas del día.

    Era época de huracanes y eso obligaba extremar la vigilancia sobre cualquier cambio en la dirección del viento, humedad, temperatura, nubes, etc. Desde el alcázar, el capitán Pedro de Iza, copropietario del mercante "León del mar", de 280 toneladas y artillado con 12 cañones, junto a su hijo Julián, de 18 años - ejercía de primer oficial -, miraban con preocupación la traicionera costa llena de bajíos y otros peligros ocultos bajo el agua.

    Se dirigían a Charles Towne para terminar de llenar las bodegas y luego continuar por el tornaviaje con las dos urcas de las que tiene participación - "Orca" y "Morsa" - cargadas con cacao, azúcar, cueros, madera de Brasil y palo de Campeche, con intención de descargar en el puerto del Pasaje, después del obligado atraque en Sevilla para las cuestiones aduaneras.

    Al escuchar unos estampidos en la lejanía, todos los que se encontraban de guardia dirigieron la mirada hacia donde parecían proceder el sonido. El grumete, un bermeano de doce años situado en la cofa del trinquete, no aclaró mucho al ser preguntado si había visto algo. Poco después gritó excitado con su peculiar castellano:

    - Capitán, por proa y babor, man paresido ver luses que podrían ser cañonasos.-

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    Fig. 1: Jarcia fija

    - Julián, sube y comprueba lo que dice el txo², por si tenemos que tomar medidas.-

    Trepando con agilidad por el flechaste³, llegó hasta donde se encontraba el vigía y apoyando el telescopio en la vigota⁴ del obenque de ese lado, informó a su padre a gritos para ser oído, que dos embarcaciones tipo filibote⁵, intentaban abordar por ambas amuras a un buque mercante de buen tamaño con bandera inglesa, a una legua de distancia.

    Después de comunicar con la bocina a las otras naves de lo que ocurría, se dirigieron rápidamente hacia la asediada y cuando se encontraban a menos de media milla de distancia, con la culebrina de proa abrieron fuego contra el más próximo de los barcos atacantes. Su tripulación ya había lanzado los ganchos de abordaje, mientras sus otros compinches se encontraban a poca distancia con las mismas intenciones, pero no habían visto a la fragata hasta comenzar a disparar al que intentaba abarloarse.

    Si bien por cada banda había cuatro cañones de hierro de cuatro libras, eran los dos de bronce cortos de seis, con más refuerzos de lo normal debido a los brincos que daban después de cada disparo, quienes causaban más estragos por los astillazos al impactar contra el casco del barco pirata. Otra andanada seis minutos más tarde, cargada con palanquetas y metralla, comenzó a desarbolarle y a ocasionar muertos y heridos.

    Al verse atacados, no les quedó otro remedio que pasar al barco mercante intentando llegar al de sus compañeros de tropelías en la otra amura y una vez cortadas las amarras, abandonaron la caza rápidamente. Nuestros marineros, con mi padre al frente, abordaron su nave donde todavía quedaban varios individuos dispuestos a todo.

    Un tipo fornido, con la cara picada de viruela, camisa de seda, chaleco y descalzo, le salió al paso con un hacha y levantando el brazo, se dispuso a partir en dos la cabeza del muchacho; pero tal vez por resbalarse con la sangre de la cubierta, por el movimiento del barco, o por la finta del ágil vizcaíno, falló y quedó clavada en la regala⁶. Julián aprovechó la situación para de un sablazo, dejarle medio decapitado, quedando salpicado por el chorro de sangre del tipo. A otro lo despachó de un pistoletazo y el resto de supervivientes se rindieron sin ofrecer resistencia. Tras arrojar por la borda a los muertos, tomaron la embarcación como presa.

    Los tripulantes del mercante, testigos de la hazaña, comenzaron a lanzar vítores. El capitán les dio las gracias en nombre de toda la tripulación y pasajeros. Uno de ellos, tras presentarse como Louis Boyne, se dirigió hacia sus salvadores.

    - Caballeros, les estoy enormemente agradecido por venir en nuestro auxilio ya que en el interior de la nave se encuentra mi esposa con la hija pequeña y temíamos lo peor. Quiero invitarles a mi casa en Charles Towne el tiempo que permanezcan realizando las gestiones en la ciudad. -

    Pedro le respondió con su precario inglés:

    - Nos dirigíamos a ese puerto para comprar algodón, tabaco, arroz, pieles y fruta, además de terminar con algunas reparaciones antes de partir hacia España. También quisiera aprovechar para vender esta embarcación.-

    - Ha tenido suerte: transportamos tabaco de mis plantaciones de Virginia y en mis almacenes hay algodón como para llenar sus naves; les aseguro que quedarán contentos del precio. -

    Poco después el señor Boyne presentó a su esposa Anne y una jovencita, rubita, de cara pecosa y ojos azules, con unas arruguitas entre las cejas al reír. Tras observar al joven Iza con admiración, le preguntó sobre los hombres malos que les habían atacado, pues aún tenía la ropa manchada de sangre, así como en la mano, el sable y la pistola de pedernal.

    - Kate,- dijo la madre -, dale las gracias al señor por haber sido tan valiente y habernos socorrido, pero nada sobre estas cosas desagradables, cariño.-

    Al atardecer, siguiendo al otro buque más adelantado por conocer perfectamente el banco de arena a la salida del estuario, fueron recorriendo las cuatro millas hasta llegar a las instalaciones portuarias. Fondearon junto a una docena de mercantes de diverso porte a poca distancia de los rudimentarios muelles de madera y poco después, en una lancha, se dirigieron a tierra. En el puerto había diversos tinglados, un pequeño astillero, mesones y una taberna de colores muy vivos de nombre "The yelow house".

    Cuando terminaron de desembarcar, les esperaba Mr. Boyne con un carruaje, insistiendo en la invitación. Una vez organizado el sistema de las guardias y el cuidado de los barcos, instando a la marinería de no crear incidentes, recogieron las cosas más necesarias para pasar unos días en tierra y más tarde fueron a la casa de sus anfitriones.

    Se trataba de una finca rectangular de media milla de ancha por cerca de una de larga con jardines, abetos, robles, nogales y amplias zonas verdes muy cuidadas, rodeada por un pequeño muro de piedra. El edificio principal tenía un gran porche con unas enormes columnas, dando paso a una robusta puerta muy trabajada y al penetrar al interior, un amplio zaguán con una escalera ligeramente curvada para acceder a las plantas superiores, donde se encontraban las habitaciones de invitados, además de las de los dueños y los hijos. Tras asearse y ponerse otra ropa bajaron a cenar, aguardándoles la familia: el segundo hijo, Robert de 21 años - el mayor Francis de 23, se encontraba en las plantaciones de Virginia con su esposa en cinta y dos hijos gemelos -, Jane de 18, Patrick de 16 y la menor de 14, que ya conocían.

    Terminados los postres, mientras Julián contaba a los más jóvenes anécdotas ocurridas en el mar, escuchadas con gran atención por Katherine, los padres se dirigieron a la biblioteca para saborear un buen cigarro y una copa de excelente ron.

    - Con su permiso me encargaré de arreglar la embarcación capturada y su posterior venta, porque según me ha dicho desea regresar lo antes posible a su país. Hablaré con los propietarios del barco, puesto que les corresponde una buena cantidad de libras por su ayuda, además de llenar las bodegas con lo que le dije a mitad de su valor. Si le interesa le pondré en contacto con los dueños de almacenes de pieles, telares, etc.-

    Después de un breve descanso para echarse un trago, continuó

    .- En estos territorios hace falta de todo y al tener que importar muchas cosas necesarias desde Inglaterra, nos hacen pagar mucho más de su valor, como les ocurre a los de las provincias españolas del sur. Se necesitan aperos de labranza, hachas, martillos, clavazón, armas y en general todo lo derivado de la industria del hierro. -

    - Mi familia posee barcos, participación en algunas minas de hierro y varias ferrerías, de manera que podremos fabricar y traer casi todo lo nombrado; al regreso cargaríamos las mercancías de mayor interés en España.-

    Reparados los barcos y terminadas de llenar las fragatas, al cabo de un mes decidieron zarpar. El Sr. Boyne les hizo entrega de una bolsa con 400 libras - unos 1.680 pesos -, como compensación por parte de los armadores y pasajeros del barco socorrido.

    - Don Luis, ahora somos mi hijo y yo quienes estamos en deuda por su gestión y el trato dispensado. Volveremos muchas veces si Dios lo quiere y con permiso de sus compatriotas. En este documento, le autorizo hacer las reparaciones y venta del barco, según su criterio.-

    Se despidieron de la esposa y del resto de la familia con lágrimas en los ojos de las mujeres, especialmente de la pequeña Katherine. Salieron del puerto a golpe de remo hasta comenzar a coger viento y a partir de ahí rumbo a la península, con la tristeza de dejar amigos, pero también con la alegría del regreso a casa. Anunciaron a la tripulación una pequeña recompensa, quedando pendiente para el reparto, la presa capturada.

    Las hojas de tabaco las colocaron en el fondo de las barricas por existir monopolio por parte de la Casa de Contratación. Cubriendo lo anterior se ponían los productos más baratos y de esa manera trataban de pagar menos a la Hacienda Real - en los libros solamente aparecería lo que fuera declarable -.

    Nueve semanas más tarde se encontraban en Santurce, recibiendo un auténtico mazazo debido al fallecimiento de mi abuela y tres de sus hijos como consecuencia de la última epidemia de viruela. Habían sobrevivido Ramón y Begoña, además de mi tía-abuela Lucía.

    Fue un duro golpe para el patriarca la desaparición de los seres queridos estando él ausente. Después de acudir al cementerio para orar ante la tumba de los ausentes y meditar durante toda la noche, a la mañana siguiente, reunidos en el salón de la casa, comunicó su decisión.

    - Julián, a partir de ahora te harás cargo de nuestros barcos, así como de los negocios en las Indias, al ser el mayor y estás preparado para todo ello. Por el momento, quedaré en casa para organizar y dirigir la extracción de hierro, las ferrerías y el negocio de la madera. En cuanto Ramón tenga más edad y esté capacitado para llevar mi trabajo, irá tomando mayores responsabilidades. Tu primo Vicente será el maestre de una de las urcas y además te vendrá bien su ayuda y consejo en aquellas tierras. El asturiano Sebastián Palacios, contratado por recomendación de Don Pedro Francisco de Lezo, será tu primer oficial. -

    "Y así comenzó mi padre a dirigir a tan temprana edad, barcos y hombres, demostrando tener un enorme temple, inteligencia y dotes de mando.

    A pesar de las idas y venidas de marineros a lo largo de los años, había varios de probada lealtad. Juan Apraiz, grumete cuando tenía doce años; Ives y Armand, bretones - y dada su fortaleza, encargados como el anterior de la jarcia de labor -; y los árabes, Abdul e Ibrahim, gavieros. Estos cuatro fueron liberados de un barco pirata holandés en las Azores por la flotilla familiar. En la refriega se perdió la Orca, pero se apoderaron de la fragata enemiga a la que pusieron de nombre El Lobo. Más tarde se sumó Jason O ´Mara, el fornido irlandés, antiguo contramaestre de una fragata británica, de la que huyó después de lanzar por la borda a un oficial inglés. Los Boyne para protegerle, le dejaron encargado de la plantación de Summerville. Al cabo de unos años quedó enrolado con el mismo empleo en una de nuestras naves.

    Durante varios años Charles Towne fue uno de los puertos de obligado fondeo, bien para descargar mercancías o para terminar de llenar las bodegas. Además de ser tratado por aquellas personas como de la familia, surgió el amor entre Katherine y Yúlian, como le llamaba a mi padre.

    En mayo de 1.700 se dispusieron a zarpar con destino a las colonias inglesas en América. Para esta singladura mi abuelo Pedro había encargado en los astilleros de Zorroza un flamante mercante de alrededor de trescientas sesenta toneladas. Medía unos 57 codos de eslora, 19,6 de manga y unos 7,5 de puntal.⁷ Sustituía con mucha diferencia, a la Morsa, la urca hundida a la entrada del puerto de Göteborg, en Suecia. Decidieron ponerle el nombre del patrón de Santurce: San Jorge y de capitán el hijo mayor.

    Dos meses más tarde, debido a la bondad del clima, se celebró una doble boda - con más de setenta invitados -, en Summerville, situada a cincuenta millas al noroeste de la capital de Carolina: Julián de Iza- Katherine Boyne y tía Jane con Williams Curtis, capitán de fragata de la Royal Navy.

    – oOo -

    CAPÍTULO II

    Palacio de Versalles a finales de enero de 1.701

    E n el cálido Salón del Consejo en una posición más elevada, se encontraba el rey Louis XIV sentado en un gran sillón con apoyabrazos. Estaba a punto de comenzar una reunión que marcaría los destinos de Europa en los próximos años.

    Alrededor de la enorme mesa se encontraba a su derecha el Delfín; a la izquierda, Michel de Chamillart, Ministro de la Guerra. En frente de este Jean Baptiste Colbert, Marqués de Torcy y Secretario de Estado para Asuntos Extranjeros. Junto a Chamillart, Jérôme Phélypeaux, Conde de Pontchartreain, Secretario de Estado de la Marina y a su lado Pierre Rouillé de Marbeuf, nombrado Embajador de Francia en Lisboa. Por último, Jean Denis Blécourt, Conde de Marcin, embajador en Madrid

    Es el Marqués de Torcy quien tras la preceptiva y protocolaria solicitud de dirigir la palabra, hizo un resumen a su Señor de lo que habían estado discutiendo durante meses, respecto a la coronación como Rey de España del nieto de su Cristianísima Majestad, como Felipe V. Con el tiempo, la unión de las dos coronas en una sola, haría de Francia la mayor potencia de Europa y se dispondría de enormes recursos económicos desaprovechados por los españoles.

    - Lógicamente, el resto de naciones, con Inglaterra, Provincias Unidas y Austria a la cabeza, tratarán de impedirlo, incluso con las armas. Imprescindible tener de aliados a los portugueses en lo que será el mayor Imperio de Europa, aunque suponga hacerles muchas concesiones, por supuesto, a cuenta de los españoles… Para ello P. Rouillé, dispondrá de plenos poderes para las negociaciones con esa gente, para lo cual será nombrado Ministro Plenipotenciario de España por el futuro monarca de esa nación. -

    - La mayoría de los consejeros de la Católica Majestad serán los embajadores nuestros y algunos más. Se controlará la decadente economía hispana y se procurará que los principales puertos queden administrados por funcionarios franceses.-

    A continuación fue M. de Chamillart quien continuó:

    - Habrá que convencerles para mejorar las defensas del fuerte de Pensacola y el control de todo el valle del Mississippi y Apalaches. De esa manera protegeremos las minas de oro de Nuevo Méjico e impediremos el avance de los ingleses desde el suroeste, evitando que hinquen el diente en la zona más sensible del Caribe, donde se encuentran las llaves del comercio de los virreinatos. Ya lo intentaron con los escoceses en el Darién, utilizados como carnaza y no cejarán en tratar de hacer más conquistas.-

    Después llegó el turno de Blécourt, insistiendo en llegar a un acuerdo con los portugueses, así como de importantes miembros de la nobleza, como el Duque de Montalvo, el Conde de San Esteban y el Almirante de Castilla, entre otros, aunque resultara muy gravoso para las arcas del país.-Sería muy bueno atar esa alianza.- Sentenció.

    Cuando acabó de hacer su exposición, llegó el turno al Conde de Ponchartrain:

    - España no tiene capacidad naval para defender las flotas procedentes de las Indias y tendremos que ser nosotros quienes nos ocupemos de ello. Eso redundará en ingentes beneficios a pagar con los metales preciosos a bordo de los bajeles de la Plata, además de privilegios para el comercio como si se tratara de la misma nación. Se acercan tiempos de grandes negocios para Francia y riquezas para las arcas de nuestra monarquía… -

    - Importante que su nuevo rey esté rodeado de cualificados expertos franceses para tratar de mejorar la administración de tan vasto imperio. Ya se ha visto la penosa situación de sus futuros súbditos y por el momento el único con la cabeza funcionando bien es el cardenal Portocarrero, a la postre a quien debemos que el difunto rey Carlos se decantara por la Casa de Francia, en vez de la austriaca. Habrá que controlarle para…-

    Fue interrumpido por Luis XIV, diciendo. -Voy a enviar como asesor, a Jean de Orry, por ser una persona muy bien formada y honrada. En cuanto se despose mi nieto con Mª Luisa Gabriela de Saboya, irá como Camarera Mayor, Madame Marie-Anne de la Tremoille, Princesa de los Ursinos. Esta extraordinaria dama tiene toda mi confianza por su inteligencia, capacidad organizadora y dotes para tratar de cambiar el riguroso y rancio protocolo hispano por la pompa y fino estilo francés. Entre los dos formarán una buena unidad, que espero conduzca en buena dirección a mi nieto, por supuesto en beneficio de ambas coronas…-

    Después de estas palabras, se llevó a la boca unas chocolatinas y un buen trago del cabezón Châteauneuf-du-Pape para empujar y deglutirlo todo, mientras los ministros y altos funcionarios guardaban un respetuoso silencio, al tiempo que las bocas se les hacía agua por probar las golosinas; a esas horas comenzaban a tener apetito, como así lo indicaba el ruido de tripas...

    Luego continuó.- Por otra parte, si bien Felipe es inteligente, tiene un carácter introvertido y eso me llena de preocupación. Ama la guerra y la caza pero prefiere la soledad, que no es buena compañera. Confío en la joven esposa y junto a la actitud afectuosa de Madame de la Tremoille, se encontrará más arropado y mejorará su propia autoestima.-

    Cuando terminó de hablar introdujo los dedos de la mano derecha por debajo de la peluca para rascarse la cabeza debido a la cantidad de piojos que ocultaba y una vez terminada la placentera acción, continuó engullendo los dulces. Estaban hechos a base de frutos secos molidos envueltos en chocolate inventados por su pastelero y a base de decir a todo el mundo lo bueno, bueno que eran⁸, quedaron bautizados para la posteridad de esa manera. Luego de quedar parcialmente saciada su voracidad, continuó:

    - Tenéis que tratar de convencer a mi nieto, que los puertos de Santander, Bilbao y Sevilla los gestionen nuestros propios funcionarios. Tengo en mi poder una carta del embajador d´Harcour, enviada el 12 de enero desde San Juan de Luz, recomendando Bayona como centro de recepción de la lana en vez del puerto vizcaíno, al tratarse de la materia prima de la industria textil inglesa y holandesa; así pondríamos los precios nosotros, e incluso tratar de hacernos con ese mercado.-

    Con todos de acuerdo, siguieron discutiendo sobre la respuesta de las potencias europeas para controlar los planes de que la misma cabeza lleve las dos coronas. Eso significaría un enorme poder y alteraría el equilibrio geopolítico y los ingleses, entre otros, no lo iban a tolerar.

    - Por otra parte, con el mejor ejército de Europa rayando los 300.000 soldados magníficamente pertrechados y una armada, con grandes y poderosos bajeles nuevos, que se atrevan a levantar una espada contra Nos.- Volvió a decir Louis XIV, convencido de su enorme poderío militar, mientras seguía dándole al vino y engullendo les "bon bon", para desaparecer rápidamente en su enorme boca, quedando oscurecidas por el chocolate las piezas dentales que sobrevivían tras años de desafueros gastronómicos – y otros… -, mientras los ministros hacían titánicos esfuerzos para no lanzarse como un enjambre de abejas hambrientas a por los dulces manjares.

    En el exterior del edificio la nieve cubría los extensos jardines con un manto blanco y los negros nubarrones que se cernían sobre el bello palacio, unido al ululante viento, no presagian nada bueno.

    Unos días más tarde - el 1 de febrero -, el Parlamento de París reconocía como Rey de España a Philippe d´Anjou, así como los derechos a la corona francesa, en contra de las condiciones del testamento de Carlos II prohibiendo esa situación. Las perspectivas para un próximo conflicto bélico estaban servidas.

    El 18 de febrero de 1.701 entró en Madrid el heredero de la corona española, siendo recibido con grandes muestras de alegría por toda la población, finalmente liberados de los decadentes austrias, que terminaron de arruinar a la que había sido la nación más poderosa de Europa.

    En el Monasterio de los Jerónimos, con tan solo diecisiete años, las Cortes Castellanas le proclamaron rey de España con el nombre de Felipe V. Algo más tarde procedió a recibir el juramento de los diversos reinos y representantes de los Señoríos y mientras él hacía lo mismo respeto a sus fueros.

    Fue reconocido con muchas reticencias por las cortes europeas, a excepción de los austriacos; estos decían tener derecho al trono hispano por medio del Archiduque Karl, segundo hijo del emperador Leopoldo y sobrino político del fallecido rey de España.

    Poco después circuló la noticia por todas las cancillerías, que el Rey Sol para nada había descartado a su nieto, el monarca español, a la posible herencia de la corona francesa.

    Portugal obtendría grandes beneficios para la "Compañía Portuguesa de Guinea e Indias" - a expensas de los españoles - respecto al Asiento de Negros, con fecha 1 y 2 de junio de 1.701. Se comprometía a unirse ofensiva y defensivamente a las dos coronas; no admitir en sus puertos a enemigos de los dos reinos; ni comerciar con ellos y ningún tipo de barcos rivales de las dos monarquías, bordearían sus costas.

    Patente de corso

    Los lloros de Pedro José reclamando su ración de leche materna, resonaban por toda la casa. La familia estaba atenta a las necesidades del primogénito, nacido el 12 de junio con el mismo nombre del abuelo. Robusto, de ojos ligeramente gris-azulados, pataleaba y seguía con la mirada a todo el que le hacía algún tipo de fiestas.

    Mi padre se encontraba navegando por el Mediterráneo llevando armas, clavazón y soldados a Sicilia, aprovechando para adquirir sedas, cristal de Murano y otros productos de oriente, que los venecianos llevaban desde Estambul a su ciudad para revenderlos. Trapicheaban con turcos, moros o cristianos y por cuatro reales vendían su alma al diablo como han hecho toda la vida, al igual que sus rivales genoveses. Para ellos primero la República y después la religión.

    Como suponían, a mediados de diciembre, el "San Jorge" y el viejo "León" se encontraban fondeados cerca del pequeño puerto santurzano, mientras "El Lobo" estaba en Bristol vaciando las bodegas de mineral de hierro y lana de ovejas merinas. Traían especialmente tejidos, cotizándose libra a libra, 10 veces más que los derivados del metal y pesaban mucho menos. Permanecían a cierta distancia del muelle, solo para desembarcar parte de la tripulación, así como para descargar las mercancías.

    Katherine, mi madre, estaba muy feliz con la llegada de su esposo y más al ver al irlandés, al que apreciaba mucho y con quién hablaba en su propio idioma. Durante la cena informaron a Pedro que se estaban comprando y alquilando barcos mercantes extranjeros a buen precio para transformarlos en fragatas, mientras se iban encargando buques de de 50-60 cañones en La Habana y Campeche.

    - Llevo madurando un plan para proponerlo a los responsables de la Marina y tal vez se llegue a un punto aceptable para ambas partes; la necesidad de hacerse con una flota para traer caudales y diversos productos necesarios de las Indias, hará que vean con buenos ojos cualquier iniciativa en mejorar las escuálidas arcas nacionales.- Les dijo.

    Las siguientes semanas transcurrieron en ambiente familiar y vigilando los arreglos de los barcos, así como el adquirir nuevas velas, sogas de diferentes tamaños para cambiar parte de la jarcia fija y de labor al mostrar signos de desgaste.

    El irlandés parecía estar muy interesado por tía Begoña, de cara agraciada, fuerte carácter y un tanto robusta. Como si fuera un adolescente, no paraba de atusarse el mostacho, arreglarse el pelo y buscar cualquier pretexto para acompañarla al puerto a comprar pescado. Cuando ella se encontraba presente, ayudaba a los pescadores a subir las traineras a la rampa de reparaciones, causando admiración por su enorme fuerza, al pavoneándose de esa forma ante la recia jovencita. También recorrían la propiedad, a rezar o a oír misa a la iglesia del pueblo.

    Nada pasaba desapercibido para tía-abuela Lucía o mi madre, que sonreía maliciosamente. También el resto de la familia estaba viendo, que la menor de los Iza tal vez no se quedaría "birrotxa⁹"…

    - Bueno, el O´Mara es un buen mozo, fuerte como un toro, algo bruto, pero noblote y muy leal. La pena es que no anda sobrado de dineros, pero eso no sería un gran problema y si se casara con la Bego estaría muy bien la cosa y un problema menos.- Pensaba el abuelo Pedro, como siempre, muy calculador...

    Una tarde la pareja fue a la cuadra de los caballos, donde también picoteaban las gallinas y al fondo había un pequeño cercado para media docena de gorrinos. Terminaron subiendo por la escalera de mano al altillo, donde había algunos nidos de palomas y mirando los polluelos, o debido a cierto grado de apasionamiento, al poco rato se encontraban abrazados y dando tumbos por el suelo como una pareja de osos.

    Alguna de las tablas de madera se encontraban en mal estado y tras romperse fueron a parar ¡con mucha suerte!, encima de unas pacas de alfalfa. El estrépito debido a la caída de los dos amantes, los puercos espantados corriendo por el prado como alma en pena; los equinos relinchando y lanzando coces la mar de asustados y las gallinas cacareando, huyendo como locas, hizo que se formara un auténtico pandemonium.

    Debido al escándalo, se acercaron criados y familiares para ver lo que ocurría, encontrando a los dos enamorados llenos de pajas, con las ropas un tanto desordenadas, muy sofocados y mientras trataban de dar las más inverosímiles explicaciones.

    - He hemos subido para re recoger unos huevos de pa paloma, pero se han roto unas ma maderas podridas debido al peso de ambos y he hemos caído al al suelo.- Les explicaba Begoña, tartamudeando y más colorada que un tomate.

    Mi tía-abuela tenía la cara la mar de ceñuda, pero mi madre apenas podía contener las carcajadas. Discretamente se llevó a Jason a un lado y en inglés le dijo que pidiera la mano de su cuñada cuanto antes, por ser de dominio general que se querían.- Así que cogiendo huevos ¿Eh?… -

    A los pocos días, Jason se dirigió al despacho del patriarca de los Iza con su mezcla de castellano, vascuence e inglés:

    - Mr. Iza jaun¹⁰, quisiera hablar de un tema importante, si dispone de un momento.-

    - Habla sin temor muchacho. Por lo nervioso que te veo dando vueltas a la gorra, debe de ser importante.- Le contestó el aludido con sonrisa socarrona, al tener noticias del incidente en las cuadras.

    - Con la venia de su Señoría, vengo a pedir la mano de su maravillosa hija, Doña Begoña de Iza y Olalde, de la que estoy enamorado al ser almas gemelas y si Dios quiere, la haré muy feliz a mi lado. He ahorrado algunos ducados, gracias a la generosidad de esta familia y como soy fuerte y trabajador, haré todo lo posible para que no se encuentre en pobreza y…-

    - Ya me olía que os entendíais muy bien y la cosa terminaría en la parroquia. Además no hace falta que para referirte a mi Bego nombraras todos los apellidos: seguro es hija mía, ¡diablos!, sin mis orejotas, ni mi bigsudurra¹¹, pero más guapa, buenísima, dulce, obediente, - bueno, un poco menos -, trabajadora, limpia y con esas ancas me daréis muchos nietos como toros. Tienes mi bendición, pero esta noche lo anunciaremos a todos para preparar los esponsales. Deja de mover la gorra y no pongas esa cara de carnero degollado irlandés, que me pones nervioso ¡Y no soy señoría, coño, solo Don Pedro de Iza!

    Y llegada la cena, se hizo oficial el noviazgo de tía Bego con Jason O´Mara. Felicitaciones a la menor de las hermanas de mi padre y alegría de todos los comensales, con mi madre sonriendo picaronamente…

    Dos meses más tarde se celebraron los esponsales en la iglesia del pueblo, entre Don Jason O ‘Mara y Doña Begoña de Iza. Los padrinos fueron Vicente de Olalde y Katherine de Boyne. Se había decidido regalarles la casa-torre situada a cosa de legua y media en un barrio llamado Sanfuentes, pero por el momento se quedarían en la familiar de Santurce, pues era muy grande y se harían compañía.

    A mediados de enero, con evidente mejoría del tiempo y muy de madrugada, salieron en diligencia hacia Madrid, Pedro, su hijo y Vicente, portando todo tipo de documentos, tanto de carácter personal, como de las fragatas. Iban abalados para todas las gestiones, por los diputados generales y síndicos de las Encartaciones, así como del alcalde de San Julián de Musques, Don Agustín de la Cuadra y Llanera, con quien le unía una gran amistad.

    Este había escrito a su hijo Sebastián - tenía un puesto en la administración del nuevo rey -, para ayudar a sus paisanos y les dirigiera a la persona con quien tendrían que hablar, el secretario del rey.

    Al atardecer del quinto día se encontraban hospedados en la Calle Mayor, en una de las mejores posadas de la capital. Cenaron en un elegante bodegón, habitual de personas adineradas y políticos, pagando cerca de 350 maravedíes - 1 escudo de oro -, debido al insaciable apetito de Vicente.

    A primera hora del día siguiente los tres familiares se hallaban en el amplio zaguán, a la entrada del Alcázar Real, atestado de gentes. Habían entregado cartas de presentación al pasante del responsable de la Secretaría Universal. Fueron llamados por un ujier cerca del mediodía, siendo acompañados hasta los sótanos en los bajos del edificio con cierto temor de los Iza al ser llevados a un lugar tan lúgubre cargado de un aire tan viciado, que parecía la entrada a las mazmorras - "La Covachuela" llamaban a la principal oficina de Felipe V -. Unos minutos más tarde entraron en una oficina, escasamente iluminada y ventilada, con mesas llenas de legajos, para ser recibidos por una de los miembros más importante de la administración: Don Antonio de Ubilla y Medina.

    - Como habrán observado por la cantidad de personas que se encuentra esperando, hay un trabajo enorme y ruego a sus mercedes sean lo más breves posible en sus demandas. Se les atiende debido al interés personal de Don Sebastián de la Cuadras, debido a la importancia de los negocios que les ha llevado hasta aquí.-.

    - Señor Secretario, sabemos de los problemas que tiene el Rey, nuestro Señor, respecto a la marina. Están comprando y alquilando barcos de súbditos extranjeros, al disponer tan solo de dos docenas de naves de guerra. Nuestra propuesta va encaminada a otorgarnos patentes de corso para actuar donde convenga. Lo mejor sería dirigirnos hacia las costas de Nueva España, Tierra Firme y tal vez el Pacífico, donde los ingleses, holandeses, franceses y de otras naciones, comercian impunemente al no llegarles a los españoles de aquellas tierras las flotas de España. Por no disponer de los productos más necesarios, los adquieren de manera ilegal, con gran quebranto para las arcas de la nación. -

    - Es fundamental proteger nuestros intereses en aquella parte del mundo y no se aprovechen otros lo conseguido con tanto esfuerzo y sangre. Debería transmitir a Su Majestad o a quien corresponda lo que le estoy explicando.-

    - Por lo visto, Vm¹² llevaba bien estudiado el tema, pero como les he dicho, la organización de la administración está siendo muy difícil y lenta con la llegada del nuevo rey y las dificultades añadidas para entenderse con los asesores que ha traído. Como se habrán enterado, nuestro joven monarca tiene grandes proyectos que implicarán una serie de reformas y una de las prioridades será la Marina, donde los gobernantes españoles han dado la espalda. Soy un humilde secretario y voy a trasladar su oferta al cardenal Portocarrero que está haciendo labor de primer ministro. Es un hombre muy inteligente y de gran energía a pesar de su edad; les indicará la autoridad a quien deberán explicar su proyecto. ¿Dónde se encuentran hospedados para que les avise con el día y hora de recepción?-

    Le dieron la dirección de la posada y se despidieron.

    - Uhm, no sé si nos llamarán, o se nos ha quitado de encima, pero no queda más remedio que aguardar noticias. Yo prefiero el corso y acudir a las costas de América donde los contrabandistas y filibusteros están haciéndose de oro y seamos nosotros los beneficiados.

    Recorriendo los mejores lugares de Madrid y degustando también lo mejor de su comida, fueron pasando las jornadas. Lo peor eran los omnipresentes aromas de las callejuelas y el evitar quedar bañados por alguna que otra lluvia de orines al grito de ¡"agua va"! En épocas veraniegas, los olores y las moscas harían el ambiente insoportable; solo las lluvias intensas se encargarían de limpiar algo el suelo.

    Al quinto día recibieron la visita de un lacayo conminándoles a presentarse en el Alcázar Real lo antes posible, porque les aguardaba su Eminencia el Cardenal. Una hora más tarde se encontraban en la antesala de las dependencias del ministro, junto con muchos caballeros que seguramente como ellos, trataban de obtener alguna prebenda. Cuando ya empezaban a ponerse nerviosos por la tardanza, se abrieron las puertas y un ujier anunció el nombre de

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