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La iglesia relevante
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Libro electrónico214 páginas3 horas

La iglesia relevante

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Robert Barriger es considerado un valioso punto de referencia para miles de pastores en Latinoamérica. Sin ninguna duda, el trabajo logrado por su iglesia le da autoridad para hablar sobre formas en las que una congregación de creyentes puede convertirse en una influencia relevante en su comunidad, incluyendo el establecimiento de programas médicos, políticos y familiares como muy pocas congregaciones de América. Barriger es el pastor principal de Camino de Vida en Lima, Perú, una de las iglesias de más impacto en el país y en todo Sudamérica. Esta iglesia ha llevado a cabo una serie de proyectos de valor cultural y de influencia gubernamental en servicio a la comunidad. Barriger es de California, pero hace muchos años hizo del Perú su casa donde vive con Su esposa, dos hijos y nietos. Su libro, La Iglesia Relevante, es una lectura sin duda requerida para cualquiera que quiere que su iglesia crezca en calidad como en cantidad y que busca que sea de un profundo impacto en la sociedad que la rodea.
IdiomaEspañol
EditorialZondervan
Fecha de lanzamiento23 sept 2014
ISBN9780829766004
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    Un libro que te abre los ojos y cambia la perspectiva de la iglesia.

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La iglesia relevante - Robert Barriger

PREFACIO

Hace muchos años que conozco a Robert Barriger. Cada vez que he tenido la oportunidad de visitar su iglesia, Camino de Vida, me he sentido inspirado y animado por el tipo de iglesia que está construyendo en Lima, Perú. Una iglesia vibrante, llena de vida, llena de visión y con una habilidad increíble para alcanzar a la próxima generación, que está impactando no solo a una nación sino a las naciones con el mensaje del evangelio. Creo que la única constante en la vida (obviamente, aparte de Jesús) debería ser el cambio. Vivimos en un mundo que está siempre progresando y avanzando, y nuestro desafío como líderes es seguir progresando y avanzando en la iglesia. En Efesios, en la traducción de la Biblia [The Message], la escritura dice que la iglesia no es periférica al mundo, sino que el mundo es periférico a la iglesia. Si la iglesia va a estar en el centro de nuestra sociedad, tenemos que asegurarnos de estar siempre un paso adelante en nuestro progreso. Por esta razón, me emociona que mi buen amigo Robert Barriger haya escrito este libro, La iglesia relevante. Oro para que permitas que los pensamientos, la revelación y la información que hay en estas páginas te animen, inspiren y desafíen en tu forma de pensar en cuanto a edificar una iglesia contemporánea que siempre esté a la vanguardia para alcanzar a la próxima generación.

Chris Mendez

Pastor hispano, Iglesia Hillsong, Australia.

PRÓLOGO

A lo largo de la historia, la iglesia cristiana se ha caracterizado por efectuar cambios en la sociedad. Renombrados músicos, autores, artistas, filósofos, científicos y gobernantes crecieron dentro de la fe cristiana, y fue precisamente su fe la que les movió a ser distintos, a crear un futuro mejor, a cambiar la realidad en la que vivían. Creo que esa debe ser una cualidad de los que seguimos a Jesús como nuestro Señor. El creó todo lo que vemos desde el inicio, y cuando el hombre lo echó a perder, Jesús vino a cambiar y renovar todo a través de su vida, su poder, sus enseñanzas, su sacrificio y su resurrección.

La razón por la cual las personas seguían a Jesús y lo buscaban tanto (que no había lugar para sostener a las multitudes) es porque Jesús entendía su realidad y podía cambiar sus vidas. Él tenía la compasión para identificarse con ellos, pero también el poder para renovar lo que estaba destruido. La palabra relevancia, según el diccionario, es una conexión que relaciona, algo que se puede aplicar, algo que se puede identificar, afiliado, asociado, conectado, pertinente. Es conectarse a la realidad de alguien, identificarse con esa persona y ofrecer una solución que se puede aplicar. Es exactamente lo que hacía Jesús. Se conectaba a la realidad de las personas, podía identificarse con el lenguaje y la cultura de esa persona, y ofrecía una solución aplicable al problema.

Si Jesús era relevante, y a lo largo de la historia grandes personajes relevantes han sido cristianos, ¿por qué es que a la iglesia le cuesta tanto trabajo ser relevante? Parece que en vez de entender y conectarnos con la cultura para traer soluciones, solamente criticamos la cultura. Cuando las personas llegan a algunas iglesias no entienden lo que ocurre en las reuniones, la música es rara y la gente habla un lenguaje cristiano; se sienten observadas y escuchan enseñanzas que no tienen nada que ver con lo que están viviendo.

Algunos pastores e iglesias creen que ser relevante es ser «cool». Pero es más que eso. Muchos autos «cool» no son relevantes para mi familia. Son convertibles de dos plazas, pero en mi familia somos cinco integrantes. Un auto relevante para nosotros es un sedán familiar o SUV, no tan «cool», pero sí adecuado para solucionar nuestras necesidades. Otros pastores creen que ser relevante es modernizar la Biblia para que no sea ofensiva para la sociedad. La Biblia no debe y no necesita ser modernizada, es la Palabra eterna de Dios, siempre relevante; los que tienen que cambiar somos los que enseñamos la Palabra de Dios para que nuestra generación y cultura la puedan entender y sean transformados por Su poder.

Hay muy pocos pastores en el mundo hispano que entienden lo que significa liderar una iglesia relevante y ser un líder relevante. Hay menos pastores que pueden explicar, por experiencia personal, cómo transformar una iglesia para que sea relevante. El pastor Robert Barriger es un líder que entiende la cultura actual, que da lugar a las nuevas generaciones, y que ha logrado la transición de una iglesia tradicional a una iglesia relevante. He tenido el privilegio de estar en Camino de Vida y puedo testificar que tienen una cultura que se conecta con las personas, desde los voluntarios, hasta el arte en las paredes de los lobbies; desde el tipo de música en la adoración, hasta la iluminación en sus reuniones; desde el lenguaje que usan, hasta el esfuerzo extraordinario por llevar el amor de Dios a los que menos tienen y más lo necesitan. Cuando tú estás entre ellos te sientes bienvenido, es fácil conectarte con Dios y eres transformado. Esto es ser relevante.

El mundo necesita iglesias relevantes. De qué nos sirve tener el único mensaje que puede cambiar al mundo si no hacemos el esfuerzo por explicarlo de una manera que el mundo lo pueda entender. Es como cuando Pablo, el apóstol, dijo: «Amados hermanos, si yo fuera a visitarlos y les hablara en un idioma desconocido, ¿de qué les serviría a ustedes?» (1 Corintios 14.6, NTV). Mucho de lo que hacemos en la iglesia es un idioma desconocido para el mundo, y no les sirve. Algunos se preguntan por qué su iglesia no crece si están predicando la sana doctrina. Quizá es porque han dejado de conectarse con la generación actual. Quizá es porque se han aislado tanto del mundo que ya ni saben cuáles son los problemas que viven. Quizá es porque les interesa tanto mantener felices a los congregantes actuales que se han olvidado de hacer todo lo posible por salvar al perdido. La iglesia no existe para hacer felices a los religiosos; existe para llevar la salvación de Jesús a un mundo perdido.

Jesús se vistió de carne y hueso, habló el idioma de su generación, entendía los problemas de su cultura y comunidad, usaba la ropa de un hombre común, pasaba tiempo con los pecadores de mala fama, hablaba con leprosos cuando nadie más se atrevía, y todo lo que hizo fue relevante, porque ama tanto a las personas que no quiere que nadie se pierda sino que tengan vida eterna.

Robert Barriger ha escrito un libro que te hará pensar, quizá te hará sentir incómodo, y eso es bueno, porque estoy seguro de que te provocará a ser un líder relevante. Si quieres inspirarte a cambiar la historia de tu comunidad y recibir las herramientas necesarias para transformar tu iglesia, necesitas estudiar este libro con todo tu equipo de trabajo. ¡Estoy tan agradecido a Dios por el ejemplo y la amistad del pastor Robert! Es mi oración que pronto veamos una iglesia relevante en toda Latinoamérica y el mundo hispano, que ya no se queje de la cultura, sino que esté influyendo en la cultura ¡por la gracia de Dios!

Andrés Spyker

Pastor principal de la Iglesia Más Vida, Morelia, México

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CAPÍTULO 1

ALABAR A DIOS SOBRE CEMENTO

¿QUÉ ES LO MÁS IMPORTANTE EN LA IGLESIA?

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Crecí en Los Ángeles, California, y como vivía cerca de la playa, esta se convirtió en mi vida: amaba surfear y formé parte de un grupo de jóvenes en Santa Mónica, donde solo pensábamos correr olas e ir a fiestas. En ese tiempo (los años 70) había un movimiento cristiano llamado Jesus People (Gente de Jesús), mediante el cual miles y miles de hippies se estaban convirtiendo en cristianos. Como yo también quería conocer más de Dios, acepté la invitación de un amigo para asistir a un concierto de música en su iglesia, y, un poco en burla, le dije: «¿Un concierto en una iglesia?», y pensé que vería a una abuela tocando el órgano; pero cuando mi amigo me dijo: «No, es un concierto de música rock», no le creí: «¿De rock? ¿En una iglesia? No puede ser». Para mí la iglesia siempre había sido muy tradicional, para gente mayor, para ancianos. Mi amigo insistió: «Es para jóvenes y hay música rock». Finalmente me convenció y agregué: «Bueno, vamos a ver».

Cuando llegué a la iglesia, vi a un grupo de músicos jóvenes que al parecer recién se habían juntado, quizá no eran tan buenos, pero noté que eran como yo. En esos días, como todo surfista, solo pensaba en correr olas, tenía el cabello largo, vestía shorts y andaba en sandalias. Luego de un rato, estos jóvenes empezaron a tocar música cristiana… Eso me impresionó, y fue en esa iglesia donde entregué mi vida a Cristo.

En ese tiempo también había otra iglesia, en Costa Mesa, a una hora de camino al sur de Santa Mónica, California, que ofrecía conciertos de música rock con temas cristianos. Esa iglesia fue una de las pioneras en aceptar la guitarra eléctrica y la batería. Se llamaba Calvary Chapel y, si bien su templo para 300 personas era grande en esos tiempos, no era suficiente para los miles de hippies que llegaban a los conciertos queriendo entrar. Entonces los pastores armaron una carpa de circo en el estacionamiento y organizaron conciertos de música todos los viernes. Recuerdo esos conciertos, eran preciosos, cada vez que iba veía a cientos de hippies entregando su vida a Cristo. El pastor de esta iglesia era Chuck Smith, quien luego escribió un libro sobre esta experiencia, Harvest, donde narra una historia que marcó mi vida.

El pastor Chuck relata que, con mucho esfuerzo, la iglesia logró construir un nuevo local con capacidad para unas tres mil personas, era una iglesia bella con bancas de tela importada y una fina alfombra sobre el piso. Cuando llegó el día de la inauguración, el pastor fue temprano a la iglesia y encontró a muchos jóvenes sentados afuera del edificio. Les preguntó por qué no entraban a la iglesia. Y ellos le dijeron: «No podemos entrar», mientras le señalaban un letrero escrito a mano, encima de la puerta principal, que decía: «Prohibido ingresar sin zapatos». El pastor supo de inmediato de dónde venía esto; arrancó el cartel de la puerta y entró en la iglesia. Adentro, los ancianos ya lo estaban esperando y, al verlo, le dijeron lo que siempre se oye: «Pastor, la iglesia debe ser respetada, es un santuario, esos jóvenes van a ensuciar la alfombra con sus pies descalzos y sus jeans sucios, deben saber respetar la casa de Dios, ya es tiempo de enseñarles a honrar a Dios y vestirse mejor». Entonces el pastor les dijo lo siguiente: «El día que esta alfombra prohíba a un joven entrar por las puertas de esta iglesia, ese mismo día arrancamos la alfombra y alabamos a Dios sobre cemento. Si por causa de los jeans sucios tenemos que decir a un joven lo siento, no puedes entrar a la iglesia esta noche, cambiamos las bancas de tela importada por sillas de acero; pero nunca, nunca cerraremos la puerta de esta iglesia a alguien por la forma como se ve o por su vestimenta».

Entonces hago esta pregunta: ¿qué es más importante? ¿Las instalaciones, el edificio de la iglesia, la alfombra o la gente? Aún recuerdo esa transición, cuando la iglesia dejó de ser un lugar para un grupo de personas ya salvas y bien vestidas, y pasó a ser un lugar donde todos son bienvenidos. Mucha gente llega con problemas y numerosas necesidades, con los enredos de este mundo. Muchas veces, hasta el día de hoy, las personas llegan a nuestra iglesia con un tallarín de problemas… ¿Qué quiero decir con «tallarín»? Es que su vida es un enredo, porque no se sabe dónde comienza un problema y dónde termina el otro, simplemente es un tremendo nudo. Cuando me cuentan su vida y me dicen: «Pastor, ¿qué puedo hacer?», la verdad es que muchas veces no sé qué decirles; no tengo ni idea, solo las miro y les digo: «¡Te has metido en un gran problema!…». Luego me miran diciendo: «¿Qué? ¿No hay esperanza para mi vida?». Yo les respondo: «Aunque yo no lo sé, Dios sí lo sabe; si sigues a Cristo en el proceso del tiempo verás cómo Dios va ordenando tu vida».

Tenemos un Dios experto en desenredar tallarines. Y qué mejor lugar que la iglesia para que las personas puedan llegar y encontrar esta solución. Me doy cuenta de que los tallarines no siempre vienen bien vestidos; muchas veces vienen con blue jeans, tatuajes y vidas rotas. Pero, ¿qué es más importante? ¿Sanar a estas personas o proteger la alfombra de la iglesia?

Al llegar al Perú, en los años 80, encontré una situación parecida a la de mi generación de los años 60 y 70 en California; nuestra generación de hippies estaba cansada de la violencia de la guerra en Vietnam, y la gente en el Perú estaba cansada de la pobreza y la violencia en el país.

Cuando me preguntan cómo comenzó Camino de Vida (nuestra iglesia en el Perú), respondo que realmente fue por lo mismo. Porque encontré un paralelo entre mi generación de los años 70 en California y la de los 80 en el Perú. Llegué a Lima en el año 83, y viajé mucho por la costa, sierra y selva ayudando a las iglesias. Era la época del terrorismo, y cuando se puso peligroso viajar al interior del país, comencé a analizar mi trabajo con las iglesias y noté esto: en general, las iglesias en el Perú eran como esas iglesias en California que rechazaban a los hippies —de los cuales yo era uno— por nuestra manera de vestir o nuestro corte de cabello; lo cual, en parte, es legalismo, o sea, leyes y normas preestablecidas que había que cumplir antes de entrar a la iglesia o ser parte de ella. Los jóvenes que transitábamos por las calles teníamos una manera de vestir y la gente de la iglesia otra.

Durante la guerra en Vietnam tuve muchos amigos que fueron obligados a ir y pelear por una guerra que nadie quería y que parecía que era imposible de ganar. Los jóvenes solían enfrentar a la policía protestando en las calles, porque no encontraban solución en el gobierno ni en la sociedad. Hasta que Cristo llegó a ellos. Gracias a Dios que hubo iglesias que abrieron sus puertas para nosotros.

ENTONCES ME CONTESTARON: «NO, NO HACEMOS ROCK EN LA IGLESIA, ESO NO FUNCIONA EN ESTE PAÍS»

bbb

En el

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