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Haga que su ministerio de niños sea la mejor hora de la semana de ellos
Haga que su ministerio de niños sea la mejor hora de la semana de ellos
Haga que su ministerio de niños sea la mejor hora de la semana de ellos
Libro electrónico256 páginas3 horas

Haga que su ministerio de niños sea la mejor hora de la semana de ellos

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Información de este libro electrónico

Apoyados en 28 años de experiencia en el ministerio infantil de Willow Creek, los autores explican los cuatro fundamentos del ministerio: Misión, Visión, Valores y Estrategia. Incluye respuestas detalladas a las preguntas típicas de todo ministerio infantil: ¿Qué espera Jesús del ministerio infantil?, ¿Cómo evangelizar a los niños no salvos y discipular a los niños salvos al mismo tiempo?, ¿Cómo involucramos a los niños sin aburrirlos?, y ¿Cómo reclutar y dirigir mejor a los voluntarios?, entre otras.

IdiomaEspañol
EditorialZondervan
Fecha de lanzamiento23 jul 2013
ISBN9780829777635
Haga que su ministerio de niños sea la mejor hora de la semana de ellos
Autor

Sue Miller

Sue Miller is the bestselling author of While I Was Gone, The Distinguished Guest, For Love, Family Pictures, Inventing the Abbotts, and The Good Mother. She lives in Cambridge, Massachusetts.

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    Haga que su ministerio de niños sea la mejor hora de la semana de ellos - Sue Miller

    HAGA QUE SU

    MINISTERIO

    DE NIÑOS

    SEA LA

    MEJOR HORA

    DE LA SEMANA

    DE ELLOS

    SUE MILLER con DAVID STAAL

    PRÓLOGO POR BILL HYBELS Y GEORGE BARNA

    Dedicatoria

    A los imparables voluntarios de Willow Creek que hacen que Promiseland sea la mejor hora de la semana de cada niño.

    ¡Ustedes son fantásticos!

    Doy gracias a Dios cada vez que me acuerdo de ustedes.

    Filipenses 1:3

    Contenido

    Title Page

    Prefacio de Bill Hybels

    Prefacio de George Barna

    Introducción

    Capítulo 1

    LA GRAN AVENTURA DE NIÑOS

    Cómo edificar un ministerio infantil dinámico

    Capítulo 2

    IMAGINE LA MEJOR HORA

    Una visión convincente es importantísima

    Capítulo 3

    SU MISIÓN, SI ES QUE DECIDE ACEPTARLA

    Los beneficios de un punto de partida claro

    Capítulo 4

    SEIS GRANDES PRINCIPIOS

    Principios fundamentales para evangelizar a los niños

    Capítulo 5

    GRUPOS GRANDES, GRUPOS PEQUEÑOS, GENTE GRANDE

    ¿Cómo es el domingo por la mañana?

    Capítulo 6

    DIVULGUE LA VISIÓN

    Busque voluntarios a diestra y a siniestra

    Capítulo 7

    LECCIONES APRENDIDAS

    Cómo tratar a los voluntarios

    Capítulo 8

    LISTOS PARA LA AVENTURA

    Crecimiento en el ministerio, no solo supervivencia

    Capítulo 9

    HÉROES DEL DOMINGO POR LA MAÑANA

    Ejemplos de personas que influyen

    Una palabra final

    Ejercicios personales y experiencias de equipo

    Apéndice A:

    Declaración de misión basada en la Gran Comisión

    Cinco indicadores de madurez espiritual

    Apéndice B:

    Los diez principios básicos de la Iglesia Willow Creek

    Los seis principios básicos del ministerio

    Apéndice C:

    Una hora típica en Promiseland; Dones espirituales

    Agradecimientos

    Lo que dicen los lectores acerca de

    HAGA QUE SU MINISTERIO DE NIÑOS SEA LA MEJOR HORA DE LA SEMANA PARA ELLOS

    Copyright

    About the Publisher

    Notas

    Prefacio de Bill Hybels

    Conocí a Sue Miller cuando ambos éramos adolescentes despreocupados. Tuvimos una cita de cuatro personas una noche durante la secundaria, porque Sue salía con un amigo mío que necesitaba mi auto, y yo necesitaba que alguien comprara gasolina para mi tanque vacío. Un billete de cinco dólares solucionó el problema de ambos.

    Si esa noche me hubieran dicho que tres décadas más tarde yo escribiría un prefacio para la novia de mi amigo, ¡todos los que íbamos en el auto nos habríamos reído a boca suelta! No nos imaginábamos los admirables giros que Dios tenía pensado para los senderos de nuestra vida. Sue y yo terminamos casándonos con nuestros novios de aquella época. Los cuatro participamos en las bodas de los otros. Y los cuatro formamos un equipo que fundó un ministerio estudiantil que más tarde dio origen a la Iglesia de Willow Creek, ¡solo podría ser de los designios de Dios!

    De todos los ministerios de Willow Creek, uno que me ha dado un gozo tremendo al correr de los años es nuestro ministerio infantil, llamado Promiseland [Tierra Prometida]. Casi tres mil niños por semana llegan a la iglesia, y se requiere la participación de más de mil voluntarios. Promiseland sigue siendo el ministerio más importante de nuestra iglesia para alcanzar a las familias.

    Durante los últimos trece años Sue Miller ha provisto un liderazgo relevante para Promiseland. Bajo su dirección, cientos de niños han aceptado al Señor Jesucristo como su Salvador, y miles más han profundizado sus raíces de fe. A través de Promiseland, incontables padres han aprendido a orar con sus hijos y a hablarles de asuntos espirituales. Los adultos de nuestra iglesia han aprendido a servir a los pequeños que Jesús tomó en brazos y bendijo.

    No demoró mucho hasta que iglesias de todo el mundo empezaron a llamarnos para saber acerca de Promiseland. Sue inicialmente estaba muy renuente a dar consejos a otros líderes de ministerios de niños porque siempre sentía que nuestro ministerio aún tenía muchos desafíos que vencer. Aunque yo respetaba sus inquietudes, por fin la convencí de que organizara una conferencia para los que tenían curiosidad de dirigir la iglesia infantil de una forma nueva. Ella aceptó bajo una condición: desde el principio les diría a todos los participantes que Promiseland era una obra en progreso y que todavía tenía mucho camino por delante. Su confesión solamente hizo que los que esperaban con ansias aprender de los éxitos y fracasos de Promiseland se encariñaran más con ella.

    Lo que ha ocurrido en los últimos cinco años solamente se puede clasificar como «obra de Dios». Las vacantes para la conferencia anual de Promiseland, celebrada en las instalaciones de Willow, se agotan meses antes y las conferencias internacionales atraen a menudo más personas de las que podemos acomodar. El currículo de Promiseland se está usando en miles de iglesias y la mayoría sentimos que el cohete no ha hecho más que despegar.

    Este libro explica por qué el ministerio de Sue ha inspirado a tantos líderes que aman el ministerio infantil. Al leerlo, sentirá su optimismo y se contagiará de su entusiasmo. Será un recordatorio de que a Dios le importan los niños, y que deberían importarnos más a nosotros y a la iglesia.

    Ha sido un gozo servir al Señor juntamente con Sue durante quince años. Su intensidad y su visión han agudizado las mías, y su amistad ha sido invalorable para mi esposa y para mí. Desearía que usted pudiera pasar una hora de reunión con ella, para ver la gran energía que contagia todo lo que hace. Mi esperanza es que este libro sea una ventana al emocionante mundo que Sue y su equipo han creado en Promiseland.

    Me uno a Sue en soñar con el día en que cada niño tenga cerca de su hogar un ministerio infantil que transforme vidas. Tal vez usted se convierta en parte del equipo mundial que está dedicado a esa revolución. Pues, ¿qué mayor propósito podría haber para su vida y su futuro?

    Bill Hybels

    Pastor de la Iglesia de Willow Creek

    Prefacio de George Barna

    Durante más de dos décadas he estado estudiando la fe y la conducta del pueblo norteamericano. Examinando una amplia gama de datos extraídos de más de seiscientas encuestas nacionales que hemos llevado a cabo durante ese tiempo, y enfocando más de cerca en la intersección de la fe, el estilo de vida, y la cultura, he descubierto que un resultado perturbador es irrefutable: los cristianos, en general, no se conducen en forma muy diferente a los no cristianos.

    Este es un descubrimiento extraño. Después de todo, la base del cristianismo es la transformación: la comprensión del amor radical de Dios a nosotros y nuestro compromiso de obedecer sus mandamientos y principios debe transformarnos de tal manera que nuestro acercamiento a la vida sea redefinido totalmente.

    Esta falta de identificación de la comunidad cristiana me ha inquietado durante años, llevándome a hacer el esfuerzo de examinar más de cerca el problema. Lo que hemos aprendido me ha sobresaltado, y me ha hecho cambiar para siempre. En resumen, descubrimos que los cristianos no actúan como Jesús porque no piensan como Jesús. No piensan como él porque a nadie le importó lo suficiente su entorno espiritual cuando eran niños como para dedicar tiempo a entrenar sus mentes en el conocimiento de los principios de Dios, de modo que los abrazaran y los cumplieran. En otras palabras, pocos niños han tenido el privilegio de que su cosmovisión haya sido moldeada para reflejar completamente las enseñanzas fundamentales de las Escrituras.

    Los descubrimientos de la investigación revelaron algunas verdades asombrosas. Por ejemplo, ¿sabía usted que las ideas que dirigen el comportamiento de la gente generalmente son obtenidas y adoptadas antes de que la persona llegue a cumplir los trece años? ¿Era usted consciente de que las creencias religiosas que una persona desarrolla hasta la edad de trece años son más o menos las mismas que mantendrá hasta que muera? Yo no sabía esto. Para mí fue un choque darme cuenta de cuán pocas instancias de cambios de fe ocurren durante los años de la adolescencia y la adultez. Más aun, vemos que la gente suele tomar las principales decisiones espirituales en la juventud, lo cual subraya una vez más la importancia de centrarse en el desarrollo de los niños.

    Llevando más allá la investigación, examinamos el proceso del desarrollo espiritual que ocurre tanto en el hogar como en la iglesia. Lamentablemente, los resultados indicaron que cada uno por su parte espera que el otro cumpla la responsabilidad de la enseñanza espiritual, proveyendo retroalimentación, e instituyendo responsabilidad. Mientras que los padres y las iglesias tienden a centrarse en sus propias necesidades de supervivencia, los niños a menudo se pierden en la revuelta y sufren las consecuencias de la negligencia espiritual.

    De modo que ese resultado tan perturbador –la ausencia de un poderoso testimonio cristiano al mundo no cristiano– es meramente prueba de una verdad bíblica: se cosecha lo que se siembra. Las iglesias quieren que los niños disfruten de su asistencia a la iglesia para que vuelvan de adultos, porque la asistencia adulta es la medida del buen éxito ministerial. Los padres esperan que la iglesia inculque la forma de pensar, el comportamiento, las experiencias, y el conocimiento espiritual en la mente y el corazón de sus hijos, porque, después de todo, la iglesia es «experta» es este sentido. Pero mientras que cada uno espera que el otro haga el esfuerzo, el mundo seduce y gana a nuestros niños mediante los principios y el estilo de vida presentados por los medios de comunicación, la escuela, y los compañeros.

    No debe ser de esta forma. Y, felizmente, no lo es en algunas iglesias y familias de todo el país. Hay muchas buenas iglesias y hogares cristianos con ministerios infantiles eficientes que producen dinamos espirituales.

    ¿Cómo facilitan estas iglesias y familias tales resultados? De eso trata este libro. Estas páginas contienen un tesoro comprobado de sabiduría y comprensión para ser instrumentos del Espíritu Santo en la estimulante transformación de la vida de los niños. Con ejemplos del renombrado ministerio de Promiseland, de la Iglesia de Willow Creek, este libro le ayudará a descubrir medios específicos para ver grandes cambios en la vida de la gente joven. Sue y David proveen una guía práctica y comprensible para adoptar los profundos principios que crearán tal ministerio también en su iglesia. Usted aprenderá acerca del llamamiento, el liderazgo, la creatividad, el manejo del caos, el desarrollo de la actitud, la evaluación, el pensamiento estratégico, el reclutamiento de voluntarios, y mucho más.

    Durante el tiempo que viví en Willow Creek y en mis muchas visitas allí durante años, nunca dejaron de impresionarme la energía, el entusiasmo, y el énfasis en el ministerio infantil. Willow Creek es una iglesia que invierte mucho en los niños porque eso es lo debido: los niños y los jóvenes le importan mucho a Dios y representan el futuro de la iglesia y de nuestro mundo. Pido en oración que a través de la exposición de los principios que han hecho de Promiseland una aventura prometedora usted tenga una visión de lo que puede llegar a ser su ministerio de niños. No hay ministerio más digno de una inversión fuerte que el de la evangelización de niños.

    George Barna

    Ventura, California

    Diciembre de 2003

    Introducción

    Domingo, 8:15 a.m. en la Iglesia de Willow Creek

    Hay mucha actividad en Promiseland. Todavía no han llegado los niños, pero el equipo está aquí. En el escenario del salón grande de reunión, dos actores ensayan sus papeles. En el lado izquierdo veo a Dennis dirigiendo una reunión con los líderes de los grupos pequeños de tercer y cuarto grado. «Hoy es el gran día porque es el fin de semana del mensaje de salvación», dice. Se abrazan en grupo para orar pidiendo que durante la hora siguiente los niños decidan empezar una relación con Jesús. Su equipo —formado totalmente por voluntarios— está lleno de entusiasmo porque saben que van a dirigir conversaciones transformadoras de vida, y posiblemente serán testigo de experiencias de salvación a solo unos metros de distancia. En este momento no les gustaría estar en ningún otro lugar del mundo.

    8:58 a.m.

    Hay gran movimiento y entusiasmo en Promiseland. Los niños y los líderes adultos juegan lado a lado en estaciones de actividad. Las risas mezcladas con los sonidos de piezas de juego me dice que los niños están contentos de estar aquí.

    9:03 a.m.

    Los líderes de grupos pequeños están sentados con sus niños, haciendo una pregunta designada a hacer hablar a todos. Un murmullo llena el salón con todas las conversaciones y el entusiasmo acumulado, en los niños y en los líderes.

    9:22 a.m.

    Después de una creativa explicación del mensaje del evangelio, el maestro del grupo grande les da a todos la oportunidad de pedirle a Jesús que perdone sus pecados y que sea su amigo para siempre. La quietud de un salón repleto de niños hace acelerar mi corazón. El Espíritu Santo está obrando aquí, ahora.

    9:30 a.m.

    La banda termina de tocar el último canto. Los niños se levantan y corren hacia el lugar donde se reúne cada semana su grupo pequeño; el equipo anaranjado de niños aquí, el equipo azul de niñas allá, y así sucesivamente pasando por todos los colores del arco iris. Los líderes empiezan a hacer preguntas que inspiran intercambio de ideas. Un grupo de diez niños que recién han comenzado a asistir está sentado junto como el equipo de oro, dirigidos por un hombre con el don de pastorear niños nuevos. Cada niño tiene un lugar donde siente que pertenece.

    10:05 a.m.

    Llegan los padres a recoger a sus hijos. Cuando Mateo, del tercer grado, se va junto con su padre, su líder de grupo pequeño hace un comentario de despedida: «¡Te felicito, Mateo!» Por la sonrisa del líder, sé lo que ha ocurrido. Mateo empezó hoy su andar con Cristo. Durante el resto de su vida, Mateo recordará esta hora y este lugar. Y yo también lo haré.

    Cambio innegable

    «Yo sencillamente les pregunto a otros niños si son cristianos –explica Jesse, de ocho años–. Si dicen que no, les digo lo que es un cristiano y les pregunto si quieren entregarse a Cristo». Aunque este joven evangelista es apasionado por su obra, mantiene un ritmo ministerial realista. «Lo hago los lunes, miércoles y viernes –dice– y cuando guío a alguien a entregarse a Cristo, me tomo un día libre».

    Como viene de un niño, la perspectiva de Jesse puede parecer simplista o posiblemente trillada. Hasta que se consideren los resultados de sus esfuerzos. Durante un año escolar, guió a dieciocho compañeros de escuela a entregar su vida a Cristo mediante una oración de entrega.

    El ministerio de niños al que asiste Jesse –TreeHouse Ministry en la iglesia de Rolling Hills en Portland, Oregón– contribuyó a desarrollar sus raíces espirituales y luego siguió alimentando su pasión por alcanzar a otros niños con la verdad y el amor de Dios. Si usted está pensando «¡Qué maravilla! Esa iglesia debe tener un ministerio de niños muy poderoso», así es. Pero no siempre fue así. La iglesia de Rolling Hills deliberadamente transformó su ministerio de niños para crear este impacto. El ministerio tenía sus historias bíblicas, pero no contaban las historias de manera creativa, y definitivamente no eran algo que los niños recordaban. Jesse y otros niños de su edad sencillamente pasaban una hora en un aula, tal y como lo hacían en la escuela.

    Pero hoy las historias bíblicas presentadas por comunicadores dotados cobran vida y tienen sentido. Los niños entablan amistad en pequeños grupos dirigidos por «pastores» apasionados como Jim Brandy y su esposa. Cada semana en TreeHouse, Jesse aprende una lección de la Biblia, intercambia ideas de aplicaciones en la vida de esa lección, y la recuerda tan bien que la refiere a sus amigos en el parque de juegos durante la semana. Todo comenzó con un mensaje que provocó en él el deseo de tener una relación personal con Cristo, y ahora Jesse sabe que lo que aprende el domingo puede cambiar la vida de otros durante la semana.

    Durante varias semanas, el pastor de la Iglesia Presbiteriana de Tyron del Norte, en la isla de Príncipe Eduardo, Canadá, preguntó si había alguien en la congregación de cien personas que tuviera la voluntad de dirigir el ministerio de niños. El director anterior se había mudado, y las puertas del ministerio infantil estaban cerradas hasta que alguien se presentara.

    Paulette decidió ser esa persona. Como madre de cuatro niños, sabía que en la iglesia tenía que haber lugar para ellos, especialmente los suyos propios. Así que habló con su pastor y ofreció su ayuda. Él le dio material que describía una nueva forma de abordar el ministerio de niños, material que encendió en ella una pasión para hacerlo mejor de lo que jamás había sido hecho.

    No obstante, se dio cuenta de que no podía hacer este trabajo ella sola. Así que tuvo una reunión de toma

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