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LIGERA Y VITAMÍNICA
La lechuga es, sin duda, el alimento protagonista del plato más ligero y sencillo del recetario: la ensalada. Tanto es así que cuando nos referimos a una ensalada, en realidad una mezcla de vegetales, el único ingrediente que se suele dar como seguro es este.
Otra cosa es de qué tipo de lechuga será o qué ingredientes la acompañarán. En cualquier caso se trata de uno de los vegetales más utilizados en la dieta cotidiana, del que sabemos más bien poco. Y desde luego vale la pena saber algo más de este versátil vegetal.
La lechuga (Lactuca sativa) pertenece a la familia de las asteráceas y se cultiva desde hace más de dos mil años. Por lo visto los romanos e incluso los griegos apreciaban ya sus virtudes y su sabor. Los árabes en el siglo XI contaban con tratados que explicaban cómo plantar lechugas, e Isabel de Farnesio, casada con Felipe V, las usaba rellenas como guarnición en sus banquetes.
Estamos, pues, ante un alimento antiguo apreciado desde siempre. Como alimento y también como medicamento.
De la lechuga se ha dicho que tranquiliza, que va bien para la vista, el insomnio y la retención de líquidos, e incluso que influye en la libido. El mismo Leonardo Da Vinci hablaba sobre ella y de su conveniencia para la salud. Como siempre, no todos los efectos que se le atribuyen están probados, pero posee, sin duda, un valor nutritivo notable y contiene sustancias de tipo alcaloide