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En 1998, el afamado autor de cómics norteamericano Frank Miller publicaba su popular novela gráfica 300, donde recreaba de forma muy personal la celebérrima batalla de las Termópilas (480 a. C.). El trabajo tuvo un éxito notable, tanto de crítica como de público, hasta el punto de ganar tres premios Eisner y vender decenas de miles de ejemplares en todo el mundo. Además, la posterior adaptación cinematográfica de Zack Snyder, estrenada en 2007, popularizó todavía más la obra, que ya se ha convertido en un auténtico referente de la cultura popular contemporánea.
Sin embargo, también generó mucha polémica, sobre todo, por su falta de rigor histórico. Tal vez uno de los aspectos más controvertidos fue la caracterización tan peculiar que Miller hizo de Jerjes I. Allí, el gran rey persa aparecía como una especie de caricatura grotesca, un ejemplo perfecto de rey tiránico, cruel y arbitrario. Aquella versión de Miller bebía, en buena medida, de los prejuicios que las fuentes clásicas tenían respecto al mundo persa. Y es que los autores griegos y romanos son los principales responsables de la mala imagen que tradicionalmente se ha asociado con muchos de los reyes aqueménidas. Autores como Heródoto, Ctesias, Diodoro, Estrabón o Plutarco, entre muchos otros,