![f0094-01.jpg](https://article-imgs.scribdassets.com/7xcrsyo2gwcly043/images/fileLZEG8FFX.jpg)
SALLY SONRIÓ MIENTRAS TECLEABA otro whatsapp en su iPhone corporativo de Red Bull. Sufría: si no operaba a su madre en Estados Unidos pagando un millón de dólares, iba a fallecer en poco tiempo. Su padre, que siempre la había protegido, había falleció hace dos años. Y una amiga de toda la vida le había robado su novio de adolescencia…
Atribulada, entre carrera y carrera corría desesperada por cariño y sexo a los brazos de un hombre. Tembló cuando se imaginó una vez más en los brazos de Dimitri. Lo suyo parecía una mezcla de “Cincuenta Sombras de Grey” y el “Último Tango en París”.
Muy bien parecido, seductor, impecable en sus trajes de Armani cubriendo un físico atlético que ella había recorrido con detenimiento. Si, Dimitri era como una droga, lo reconocía, pero le dolía al mismo tiempo. Por él ¿o por miedo?, pasaba el día whatsapp va, whatsapp viene, flirteando con su jefe, un ansioso cincuentón. Ni los halagos del jefe