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uarenta años pasan volando y parece que fue ayer cuando vimos por primera vez en televisión a Sonny Crockett y Ricardo Tubbs, los dos policías de la división antivicio de Miami que se enfrentaban a todo tipo de criminales, pero lo hacían con un estilo propio, personal y muy marcado. Una serie en la que las tramas estaban muchas veces marcadas por el cuidado estético puesto en la serie, por la fotografía, los decorados, la música y la moda, incluso, tan importantes a la hora de construir como los propios criminales. Una serie con una historia peculiar en sus entrañas, porque siempre asumimos televisivo, pero también por la enorme presencia que tuvo como productor a la hora de sentar esos parámetros creativos que la definirían. Pero no es Mann, en realidad, el padre de la idea. Porque el éxito tiene muchos padres y, aquí, todos quisieron que se les reconociesen los méritos, los tuviesen o no, a la hora de construir una serie que funcionó a las mil maravillas…