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Amediados del siglo XX, comenzaron a llegar informes de encuentros con Yeti de muchas regiones, tanto de Asia, Europa como de América, no solo de regiones de alta montaña, sino también de bosques de tierras bajas e incluso… de las afueras de las grandes ciudades. En la URSS, el estudio de Yeti se iniciaría en los años ochenta del pasado siglo XX. Entre 1981 y 1983, el periódico Komsomolskaya Pravda organizó una serie de expediciones para buscar a este extraño ser en el monte Pamir, situado en las estribaciones de la cordillera Gissar. Los grupos estaban formados, principalmente, por especialistas voluntarios (biólogos, antropólogos, geólogos, criminólogos), que dedicaban a ello sus vacaciones de verano y sus fondos personales. Se les proporcionó el equipamiento necesario: equipo fotográfico y cinematográfico, aparatos de grabación de sonido y otros aparatos, así como equipo de comunicaciones.
En una de las entrevistas, el periodista, jefe adjunto de una de estas expediciones, “Gissar-82”, , dijo que los investigadores habían visto más de una vez de cerca una criatura cubierta de espeso pelo oscuro, más de dos metros de altura, con la cabeza baja, casi sin cuello, que se extiende hacia el cuerpo, con brazos largos que llegan hasta las rodillas. En aquella expedición, se recopiló una gran