HISTORIAS QUE CONTABA EL ABUELO PABLO
Encerrona en Andújar, Jaén, 16 de junio de 1963. Pablo Lozano toreó convaleciente de una cogida que sufrió en Guatemala días antes. La vergüenza y raza torera hace que estos hombres antepongan su vocación, vida e integridad al dolor de una cornada. “El torero nunca va a conseguir refrendar la faena perfecta, pero su obligación es acercarse lo máximo posible a ella. No hay toros malos; hay toreros buenos que hacen a un toro malo, mejor”, contaba el propio Pablo Lozano.
PEDRO GUTIÉRREZ MOYA ‘EL NIÑO DE LA CAPEA’
“El toro no enseña ninguna maldad, transmite todo lo que tiene que ser un ser humano: solidario, soñador, apasionado y trabajador. El progreso y el sueño no acaban nunca. La gente está acostumbrada a la muerte del toro, pero eso no es así. Mañana hay otro animal que te sigue enseñando a ser mejor persona. Todos los días se aprende gracias a la existencia del toro bravo. Esta misma forma de vida se la inculqué a mis hijos, Perico y Verónica, y hoy me siento muy orgulloso de ellos, porque han decidido coger elPedroy Paulina, y es el mayor regalo que me pueden hacer. Gracias a la existencia del toro bravo somos una familia unida. La filosofía del toro es perfecta. Te mantiene vivo el sueño mientras un toro bravo esté vivo”, explica el ganadero.