asta once emperadores en un intervalo de once años: a tal punto fue caótica la etapa que transcurrió entre el año 248 y el 260. Roma caminaba hacia el abismo «en un descenso vertical desde la Edad de Oro a la Edad de Hierro», en palabras del historiador Dión Casio. La era de la anarquía militar alcanzaba, a mediados de siglo, niveles de temperatura insostenibles, y el fantasma de la desintegración acechaba amenazante como nunca antes. Roma, como idea y como concepto político-geográfico, estaba completamente a los pies de los caballos. Y a lomos de estos, ambiciosos generales sin rastro de pedigrí aristocrático, soldados hechos a sí mismos que comandaban las legiones resistiendo las embestidas, cada vez más penetrantes, de las tribus germánicas
ROMA VS. IMPERIO GALO EL FANTASMA DE LA DESINTEGRACIÓN
Apr 19, 2024
4 minutos
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