ste mes me he propuesto escribir esta carta a mano, con bolígrafo y folio en blanco de por medio, sin que los correos de la bandeja de entrada de mi ordenador me salten mientras intento concentrarme en lo). En este número hablamos de cómo cultivar el poder de la concentración, una práctica que a nuestros abuelos les salía innata y que a nosotros (y no digamos a nuestros niños y jóvenes) se nos hace bola. En el especial niños que también encontrarás aquí, abordamos el trastorno del déficit de atención con hiperactividad (TDAH), un problema que afecta cada año a un mayor número de menores. ¿Producto de que ahora existen más herramientas para diagnosticarlo o consecuencia del mundo de la inmediatez y el consumo exagerado que hacen nuestros pequeños de las pantallas? La fuerza de voluntad a la que se enfrentan los estudiantes actualmente a la hora de prepararse para un examen me parece enorme, sobre todo, si ello implica utilizar el ordenador, donde a parte de encontrar la información para la prueba de turno, se les abre todo un abanico de posibilidades con las que entretenerse. En este mundo donde la conexión a internet se hace a veces asfixiante, en ocasiones me gusta caminar sin AirPods y escuchar el sonido de la naturaleza; o esperar en la consulta de un médico sin entretenerme con el móvil, para ordenar mis pensamientos. He terminado la carta. En tiempo récord. Sin distracciones.
