ME PARECE QUE NUNCA HE SIDO lo que los franceses llaman un finbec, un tipo dorado de un paladar exquisito: me gusta comer como a cualquiera, pero entre un plato de complejos sabores resultado de mezclas imposibles de ingredientes dispares y un sabroso potaje, me inclino por este último. No en vano dijo una vez Paul Bocuse que pocas cosas superaban a unas patatas a la riojana
De muy joven, repitiendo un rito cada vez que visitaba Portugal, solía. Así es como recuerdo mi bautizo en el refinamiento culinario: claro que yo era muy joven. Luego, cuando envejecimos ambos, una vez al mes acudíamos a Lhardy en Madrid a comer cocido. Y más adelante, a Casa Lucio (en una ocasión especial, me senté en la mesa de la esquina con Paco Fernández Ordóñez a charlar de nuestras cosas: una ternura de almuerzo: a Paco lo estaba matando un cáncer).