Año/Cero

EDIFICANDO LA ORDEN NEGRA

Para crear su cuerpo de élite, con el que soñaba instaurar un orden racial en una nueva Europa pagana, el Reichsführer se inspiró en la antigua Orden medieval de los Caballeros Teutónicos o Deutsche Ritterorden, fundada por Heinrich Walpot von Bassenheim en el año 1198 y que se formó, como la Orden de los Templarios o los caballeros de San Juan de Jerusalén, para auxiliar a los caballeros cristianos que habían sido heridos en Tierra Santa durante las Cruzadas. Pero los teutónicos tenían una peculiaridad frente al resto de monjes guerreros: solo admitían en su organización a personas de origen germánico.

En tiempos de Hermann von Salza, cuarto Gran Maestre, la Orden emprendió un programa de expansión alemana (antecedente histórico de la futura Lebensraum o «espacio vital» nazi), extendiendo su dominio sobre Prusia y los países bálticos; alcanzó un gran poderío hasta que en julio de 1410 los caballeros teutónicos fueron masacrados en la batalla de Tannenberg por un ejército compuesto por lituanos, polacos y mongoles; el Reichsführer los odiaría siempre por esto y muchos alemanes guardarían durante siglos un recuerdo romántico de las hazañas bélicas y el valor de la Orden de monjes-guerreros.

LOS CABALLEROS NEGROS

Según Christopher Hale, Himmler, fascinado también con las religiones de Oriente, se inspiró en la casta guerrera de la India para crear su Orden Negra y siempre llevaba consigo textos de la Bhagavad Gîta, la «Canción del Señor» hindú. No en vano, enviaría una expedición al Tíbet en busca de los orígenes míticos de la raza aria en el Himalaya, episodio que analizaremos en un próximo artículo. Pronto, al servicio de Himmler las SS se convertirían en arquetipo del «Estado dentro del Estado», un grupo exclusivo de hombres y mujeres poderosos que se regía por férreas normas de las cuales la principal era la lealtad al Reichsführer y la obediencia incondicional a sus órdenes, fueran cuales fuesen, algo que adquiriría su expresión más siniestra en los campos de concentración y exterminio y en las atrocidades cometidas por los denominados «Grupos de Acción» que los precedieron en su avance hacia el Este.

Una vez nombrado jefe de las Escuadras de Protección, , en 1929, Heinrich Himmler se dedicó a realizar una intensa campaña de reclutamiento que le permitiese seleccionar a los hombres «racialmente» más adecuados para su oscura orden. Ya como segundo en el mando de las SS –durante un período que duró dieciséis meses– había comenzado a imponer su particular concepción del orden y la disciplina que un día le inculcara su padre, Gebhard. Precisamente

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