La cautivan los momentos de transición donde los límites parecen desdibujarse. Así es que la artista Guillermina Lynch eligió vivir en el Bajo de San Isidro para que la naturaleza se integre a su vida sin distinguir el adentro del afuera. Del mismo modo, prefiere no establecer diferencias entre la casa y el taller. Su espacio, con ciertos aires a chinoiserie del siglo XVII, conforma una unidad de la que se siente parte, como manifiesta al decir “mi casa soy yo”. Bajo esta misma idea aceptó la propuesta de aplicar su arte a la indumentaria dando lugar a trajes únicos.
L'OFFICIEL: La imagen de tu perfil en redes sociales me recordó el retrato de Ofelia de John Everett Millais.
: Esa pintura es una de mis obras favoritas, aunque no hubo intención de referenciarla al tomar