Hace mucho que no te escribo. La última vez que lo hice fue en marzo de 2022, hace casi dos años. Volver a hacerlo era inútil. Me di cuenta de que, como el cantinero de La caída de Camus, sólo “conoces el silencio de los bosques primitivos” y el enfado frente a cualquier “lengua civilizada”; una especie de “Cromañón extraviado en la torre de Babel” que “sigue su camino sin que nada le estorbe”.
Si lo hago de nuevo ahora es únicamente para decirte, en nombre de las víctimas, las palabras, nada gratas, que los mexicanos solemos decir cuando algo ya no tiene remedio: “Te lo dijimos”. Lo hago también para hacer