En Sant’Agata Bolognese, en la provincia de Bolonia, hacia el norte de Italia, en la sede y fábrica de Automobili Lamborghini, son todo cifras emblemáticas. Se cumplen 60 años desde la puesta en marcha de la marca,
y este 2024, tras una década de producción, el Lamborghini Huracán, todavía su gran buque insignia, dejará paso a nuevas generaciones de bólidos indescriptibles. Porque cuando te pones al volante de uno de ellos y recorres 600 km por la Toscana con su motor V10 de más de 600 CV, ahí se acaban las matemáticas. Y las palabras.
Corría el año 1963, y Ferruccio Lamborghini, que había servido en un destacamento de transporte del ejército italiano durante la Segunda Guerra Mundial, comenzó a hacerse con vehículos militares para reconvertirlos en maquinaria agrícola. El emprendimiento fue un éxito, y sus Lambos –se me permita la expresión a lo largo del reportaje– comenzarían a ser referente en el sector industrial, más aún si de tractores se trataba. Con los ingresos y la fama, tocaría darle un toque de glamur al garaje, y su admiración por su después gran rival Enzo Ferrari, también por su forma de ejecución empresarial, le hacía optar por el cavallino rampante siempre que quería aumentar su flota. Aquella fue una historia de amor que duró hasta que el embrague de su Ferrari 250 GTB dijo basta, y Ferruccio, tras varias revisiones sin