EL PULSO DEL MUNDO DE LOS NEGOCIOS
El pasado mes de mayo, Forbes publicaba su lista de los 10 deportistas mejor pagados de todo el mundo. Nada excepcional hubo que reseñar entre los puestos top del ranking: Cristiano Ronaldo, Messi, Mbappé, la estrella de la NBA Lebron James o el boxeador Canelo Álvarez –es decir, lo esperado– coparon los cinco primeros escalones del podio. Sin embargo, dos golfistas random (como se dice ahora) –los estadounidenses Dustin Johnson y Phil Mickelson– se colaban por sorpresa justo a continuación, en los puestos 6o y 7o respectivamente. “¿Pero qué hacen dos tipos corrientes y molientes ahí arriba, en una lista tan elitista como ésta?”, se preguntó más de uno.
Mickelson apenas había ocupado la modesta posición 31 –en esta misma clasificación– el año pasado, mientras que Johnson ni siquiera había conseguido entrar entre los 50 deportistas mejor pagados de 2022. ¿Por qué ahora, doce meses después, ambos superaban cómodamente los 100 millones de dólares de ingresos por temporada? ¿Acaso se habían hinchado a ganar torneos? En absoluto. La explicación a tan meteórico ascenso se resumía en tres simples iniciales: LIV.
También conocida como Super Golf League, el LIV es un nuevo circuito fundado por Arabia Saudita en 2022, el cual está subvencionado a través del Fondo de Inversión Pública (PIF, por sus siglas en inglés) de este desmesuradamente rico estado del Golfo Pérsico. A travésprofesionales (Mickelson y Johnson entre ellos), asegurándoles unos ingresos fijos descomunales simplemente por unirse a su proyecto y abandonar el PGA Tour, el circuito estadounidense, el más importante, prestigioso y popular del planeta.