El fallecimiento de Glenda May Jackson en Londres, rra, el pasado 15 de junio a los 87 años de edad, según comunicaron sus allegados tras una breve lucha contra la enfermedad, nos hace conscientes de la pérdida de a la que se encuentra abocado delante y detrás de la cámara van desapareciendo.
Se enfrenta el aficionado a un paisaje descorazonador que paulatinamente van falleciendo o se los protagonistas de su memoria cinematográfica. tanto más inquietante porque aúna a la constatación troca ya en materia de nostálgico recuerdo añadidos a sus filmografías, finitud como espectadores de sus logros.
La actriz que había inspirado a Julio Cortázar su cuento remos tanto a Glenda, en la que un grupo de cinéfilos actriz Glenda Garson, nació el 9 Cheshire, Inglaterra, Glenda Jackson había terminado recientemente su trabajo junto a otro grande imprescindible como lo entendemos aportan las fábulas en pantalla grande, Michael Caine, en una cula que con la muerte de la actriz adquiere cierta cualidad in memoriam: The Great Escaper. En ella, Caine interpreta a un veterano británico de la en la que pasa su Segunda Guerra Mundial que se fuga de la residencia ancianidad para asistir al 70 aniversario del desembarco de Normandía en Francia. El argumento se basa en una historia real protagonizada en 2014 por Bernard Jordan cuya fuga reúne los elementos del tipo de historias humanas y reales que el cine de nuestros días necesita retomar con urgencia como propuesta argumental para devolverles a las películas toda la grandeza y la fiebre de las fran de sus mejores tiempos anteriores a la serialización quicias escapistas. Porque el cine necesita aparcar las fábulas de superhéroes imposibles trufadas de efectos visuales para volver a hablar de héroes y heroínas de lo cotidiano, y también de perdedores y antihéroes, de gente real, ya que ese es el único camino de que pueda volver a hablar nosotros mismos.
Reina de Inglaterra… por partida doble
Peter Bradshaw ha definido a Glenda Jackson en el titular de su artículo sobre la actriz publicado en el diario como “feroz, sensual y cerebral”, afirmando que llevó la clase al cine y encabezando su recuerdo de la actriz con este afinado resumen de su personalidad cinematográfica: “Durante un periodo breve e intenso en los años setenta, Glenda Jackson fue el epítome de la bohemia británica chic en el cine: infantil a la manera inglesa mundana, intelectual, liberada y franca pero con capacidad para la ingenuidad recatada”.
