Atención al cliente, calidad e imagen cuidada en el punto de venta. Tres elementos a los que aspira todo emprendedor, pero con los que Levaduramadre ha dado en la tecla. “Presentes desde el inicio, la clave es que estamos comprometidos con ellos hasta niveles máximos”, explica Moncho López. “Por ejemplo, para alcanzar esa calidad de producto que buscamos nos metemos en obradores de cuatro millones, como el central de Madrid, mientras que en cada obrador satélite invertimos 600.000– 700.000 euros para tener un producto fabricado cada noche in situ en cada región donde estamos”.
A los de Madrid, Montaberner (Valencia) y Barcelona, la compañía va a sumar el de Bilbao. “Estará operativo en dos–tres meses”. Parte vital del negocio, es interesante conocer su estrategia al implantarlos. “En principio son deficitarios hasta que no cuentas con un mínimo de ocho–diez tiendas, algo normal, ya que tienes que generar una estructura en ellos. Vamos decidiendo sus ubicaciones en base adónde estimamos que tenemos más posibilidades de abrir mayor número de tiendas”.
Desde estos obradores se distribuye, cada noche, el producto a una tienda que López define como un pequeño despacho de pan de muy alta calidad. “Aspiramos a ser el panadero de la parroquia. Al final, no nos posicionamos en los lugares de la ciudad, sino en los barrios, acercando un surtido amplísimo. Cada noche, sólo de pan, elaboramos 46 referencias, pero la gama total de producto está cerca