SE HA ESPECULADO MUCHO ACERCA DE LA IDENTIDAD DE LOS ARQUEÓ-LOGOS DE CARNE Y HUESO QUE PUDIERON HABER SERVIDO DE INSPIRACIÓN PARA LA ESTEREOTIPADA FIGURA DE INDIANA JONES, CON SU CHAQUETA DE CUERO, SU LÁTIGO, SU SMITH & WESSON DE CAÑÓN RECORTADO Y SU INSEPARABLE SOMBRERO DE FEDORA. Aunque lo cierto, es que ni Steven Spielberg (1944) ni George Lucas (1946) han confirmado que su personaje cinematográfico se inspirara en alguien real. Es más que probable que la inspiración para Indiana Jones surgiera como producto del cine y la literatura popular de fantasía y aventuras, consumidas por Spielberg y Lucas durante su adolescencia. Y más concretamente dentro del subgénero conocido como Lost World (Mundo Perdido): relatos de aventuras protagonizados por exploradores aventureros, y que se ambienta en civilizaciones perdidas encontradas en regiones selváticas y lugares exóticos.
¿EN BUSCA DE MUNDOS PERDIDOS?
El Lost World es un subgénero, dentro del ámbito más amplio de la fantasía, que surge a finales del siglo XIX. Su preámbulo reside en la narrativa que, a partir de la segunda mitad del XIX, se incorpora a la Arqueología con el descubrimiento de ruinas en lugares exóticos como la ciudad de Nínive (Irak, 1846), Tikal (Guatemala, 1848), Chichén Itzá (México, 1875) y, sobre todo, las famosas ruinas de Troya (Turquía, 1871) por H. Schliemann (1822-1890).
El hallazgo de estas ruinas, que habían permanecido ocultas durante siglos, invisibles entre la vegetación de la selva o sepultadas bajo las arenas del desierto, contribuye a revitalizar mitos como el de las ciudades legendarias de El Dorado (en el Amazonas) o el reino de Shambhala (en el Himalaya). En el mismo subgénero se sitúa –en este caso en un ámbito mucho más fantasioso que real–, el hallazgo de seres extintos que habrían sobrevivido en (1912), de (MÁS ALLÁ, 345), inspiración directa del blockbuster (1993).