En este pueblo mágico, donde se entrelaza desde tiempos inmemorables lo pagano con lo cristiano, nos sumergimos en un mundo donde lo inexplicable se funde con la realidad, donde la muerte es tanto una realidad tangible como una presencia inquietante que se manifiesta a través de la vida cotidiana. Te proponemos una inmersión en el Dúchas irlandés, o lo que es lo mismo, en esencia, sus raíces y su herencia ancestral.
Que no te pase por la cabeza arrojar polvo o cenizas en una casa donde reposaba un cadáver; era de obligado cumplimiento detener el reloj en el momento en que una persona exhalaba su último aliento, así como lavar la ropa de la cama y de la habitación donde yacía el cadáver. Todo ello era esencial para eliminar cualquier rastro de impureza y asegurar el descanso eterno del alma. La transición de un funeral desde la casa hasta su destino final estaba rodeada de un peculiar rito. Antes de partir, el ataúd se colocaba en dos sillas fuera de la puerta principal, donde los seres queridos se reunían para rezar y despedirse del difunto. En un último acto simbólico, las sillas se volteaban cuando el ataúd se retiraba, por si acaso, para desterrar las malas vibras. Y si el destino hacía que una boda y un funeral se cruzaran en el camino, era el presagio de que uno de los recién casados pronto moriría. Estamos en un lugar de tradiciones ancestrales, donde la vida cotidiana se mezcla con las creencias populares y las supersticiones. Se trata de respetar los rituales mortuorios y comprender los misterios del más allá. Cada pequeña acción es una forma de honrar y dar sentido a la vida. Pasear por aquí es adentrarse en un mundo de historia y leyendas, donde el pasado y el presente se unen en un ambiente mágico.
Hablamos de Irlanda, país acostumbrado a vivir pasajes dramáticos en su historia, llenos de leyendas, creencias, supersticiones, misterios e historias que van más allá de lo cotidiano. Mezcla de la época pagana y cristiana, origen de los druidas, brujas, duendes, hadas, Halloween, santos, sabios y mártires; parte esencial de esa historia la podemos sentir y ver en sus cementerios, donde celebran y encumbran