—el famoso artista francés— solía decir que el azul no tiene dimensiones, y esta cualidad del color la atesoramos más durante el verano. Es cuando cielo y mar se mimetizan para crear paisajes inimaginables. son tan variadas como un catálogo de : Recorrimos junto con Ana de la Reguera, Andy Zurita, Priscila Escoto, Iván Amozurrutia, Emiliano Medina y Pau Zurita las porciones del paraíso maya con una versátil agenda. La partitura de gastronomía mexicana la tienen los restaurantes Casa Mayor (mariscos de pesquerías sostenibles) y Woodend (cocina a fuego abierto), donde el chef ejecutivo Daniel Camacho lideró un taller de nixtamal para aprender a preparar tortillas con diferentes variedades de maíz. La mixóloga en jefe Ximena Moreno explicó cada clasificación del tequila y con la cata de vinos degustamos las etiquetas que ponen en alto a los viñedos mexicanos –en blancos, tintos y rosados–. La prueba consistió en una práctica de golf sustentable con pelotas hechas de materiales biodegradables, que al lanzarse al mar se convierten en comida para peces, y un viaje en yate hacia Isla Mujeres fue excusa suficiente para explorar las profundidades del mar que expone un lienzo de extraordinarias tonalidades azules. Los entusiastas de la relojería apreciarán esta libertad marítima en el Big Bang Unico Sky Blue 42 mm, de Hublot, hecho con un desarrollo interno HUB128, reserva de marcha de 72 horas y los índices blancos luminiscentes. El cielo veraniego sí se puede llevar en la muñeca, y con él vivir la riqueza de los misterios ancestrales que se atesoran tanto en la jungla como en el mar abierto de la siempre zona de la Riviera Maya.
