on un pasado y presente plagados de éxitos —actualmente compite en la Copa Mundial de Moto E (motos eléctricas)—, la piloto María Herrera (Oropesa, Toledo, 1996) protagoniza un episodio en una miniserie de la Escuela de los Maestros de la Fusión de Cerveza La Sagra, donde relata Desde pequeña he visto motos en casa, mi padre nos subía a mis hermanos y a mí. Somos de Toledo y al crecer ya empezamos a montar los en una pista que construí junto a mi padre en Oropesa. Cada vez me gustaba más estar encima de la moto y competir contra otras personas. Empezar en un circuito improvisado, tener que arreglármelas sin una infraestructura, me hizo conocer mucho más a fondo el deporte que ahora es mi vida. Ser de Toledo ha marcado mi carrera deportiva y me ha hecho fuerte. Me siento piloto, no me siento diferente, pero sí estoy contenta de haber logrado llegar hasta aquí porque no es fácil. Como bien dices, soy la única, hay trabajo detrás. Es posible pilotar con los mejores del mundo siendo mujer, aunque solo si tienes detrás apoyo. Por eso agradezco mucho a quienes han confiado en mí a lo largo de mi carrera. El motociclismo es un deporte que requiere técnica encima de la moto, también fuerza, pero sobre todo resistencia. No es la fuerza bruta de levantar 200 kilos. Si tú das las mismas oportunidades a un chico que a una chica en este deporte, una mujer puede llegar donde quiera, pero no va a ser un camino fácil. Para mí tiene que haber dos campeonatos para poder elegir. Para que otros y, sobre todo, otras, viesen que las mujeres podemos estar dentro de este deporte que nos apasiona, y que con esfuerzo y ganas se puede conseguir. Si hombres y mujeres nos apoyamos y no nos menospreciamos se puede llegar más lejos y disfrutar del camino. En ese primer circuito en Oropesa que construí con mi padre y donde empecé a entrenar. Mi primera victoria en Aragón en 2013, fue un momento que recuerdo con mucha nostalgia. Hacerlas probar este deporte, que haya más posibilidades para ellas y apoyo de patrocinadores.
