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larga duración y precios accesibles. Esas son las virtudes reconocidas a los constructores japoneses de automóviles. Y estas son las virtudes que resalta en sus productos la marca Suzuki. A nivel global, la casa fundada en 1909, ocupa el noveno puesto en el ranking mundial de producción con 3.210.000 unidades en 2022; dela marca estaba presente desde 1985 en asociación con Santana Motor, pero en 2003 abrió su propia filial peninsular que acaba de cumplir 20 años. Suzuki Motor Ibérica, importa sus vehículos desde fábricas en Europa y Japón. Sus modelos S Cross y Vitara, llegan, por ejemplo, desde Hungría. En 2014, Suzuki Motor Ibérica situó bajo su paraguas a Suzuki Motor España, que era la encargada de la fabricación y distribución de motocicletas. En dos décadas se han vendido algo más de 160.000 vehículos en España. Quizás por ello era el momento de festejar y poner en valor el trabajo de sus 60 empleados, 63 concesionarios en España, 11 en Portugal y 53 concesionarios de motos. Como parte de los eventos conmemorativos, Suzuki organizó en julio su primera competencia todoterreno de larga duración, las 6 Horas Suzuki “off road”. Esta edición inaugural disputada con el modelo Jimny 1.5 L PRO estuvo reservada a un grupo de periodistas del motor. Se realizó bajo el modo de regularidad sobre los senderos “todo terreno” de la finca Montealegre, en Toledo. Ahí queda como idea para futuras realizaciones abiertas al entusiasta en general y clientes de la marca. Participaron 7 equipos con 4 o 5 pilotos por coche y había que cumplir con un tiempo preestablecido para recorrer dos trazados diferentes en sucesivas etapas con distancias de 6,2 y 5,0 kilómetros por vuelta. El fondo era muy variado: tierra afirmada, zonas rápidas serpenteantes, senderos muy estrechos entre hierbas altas que impedían una visión adecuada, curvas y subidas ciegas, túneles angostos, bajadas empinadas, algún vado y un trecho corto en cornisa que llamaba a la prudencia. ¿Regularidad? Sí, pero para cumplir con el tiempo establecido había que correr bastante a veces, aunque el dibujo y el fondo no aconsejaran pasar de los 50/60 km/h. El Jimny con 102 CV estaba como en el salón de su casa: muy cómodo, aunque algún que otro golpe se sintiera en sus bajos. Pero ya se sabe, el chasis tipo “escalera” de este legendario modelo japonés aguanta lo que le echen y el motor respondía muy bien. Formamos parte del equipo 2 que, como vaticinaba su número, se clasificó segundo. Y lo formábamos: Samuel Saco, Jesús Moreno, Diego Ávila, Hugo Valverde y, un servidor, Orlando Ríos. La prueba se completó con ejercicios de habilidad al volante. Un desafío requería conducir de manera muy suave para evitar que cayeran bolas de tenis de una ensaladera situada sobre el capó de un Jimny. Otro era un slalom sobre un Suzuki Samurai con el giro del volante invertido y, a manera de diversión, se utilizó otro Jimny para empujar una gran bola para meter goles en una portería de fútbol infantil. Y todo puntuaba. No se podía festejar mejor.