al séptimo día descansó ( 2, 2). Es probablemente la primera referencia al descanso semanal. No es una ocurrencia divina, es una necesidad para el ser humano. Conseguir el equilibrio entre trabajo y descanso es fundamental para nuestra salud y la relación con otras personas en la familia, el trabajo, los amigos y otros ámbitos de la sociedad. Durante siglos la referencia bíblica a descansar un día a la semana ha sido la única para una parte de la humanidad. La realidad es que para la gran mayoría de la población mundial, antes y , y sin ir más lejos a España, basta pensar en muchos agricultores y ganaderos que gracias a las técnicas modernas han conseguido paliar algo el esfuerzo físico diario, pero no consiguen alcanzar un descanso equilibrado y satisfactorio porque la dedicación a sus cultivos y animales lo requiere, y estos no entienden de descanso laboral. Lo mismo podría decirse de las personas que desempeñan actividades con carácter autónomo y que dependen de su esfuerzo para salir adelante. Otro sector, olvidado, silencioso, no profesional pero real es el de quienes cuidan en su domicilio a personas con gran dependencia o enfermedades mentales graves y duraderas. En su mayoría son mujeres las que soportan el peso de cuidar a sus familiares más directos. Las circunstancias y situaciones personales pueden ser muy variadas, pero tienen en común el insuficiente apoyo institucional y de la sociedad en general, tanto en materia económica y de personal profesional para conllevar la atención a sus familiares. Las consecuencias del desgaste físico y psíquico por la falta de descanso repercuten en su salud, con mayor probabilidad de padecer ansiedad, depresión, dolor muscular, artrosis, etc. Es una asignatura pendiente cuidar a los que cuidan.
El descanso y la salud, ¿un derecho universal?
Aug 01, 2023
3 minutos
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