Tennis for Two (1958) y Spacewar! (1962) están reconocidos como dos de los primeros videojuegos de la historia, aunque su impacto fue bastante moderado entre el gran público. No fue hasta que transcurrió un largo hiato, con la aparición de Pong (1972), Atari y las salas de Arcade, que los videojuegos comenzaron a formar parte del imaginario popular y a establecerse en espacios públicos. Poco después, surgieron los primeros ordenadores personales, las consolas domésticas, las aventuras conversacionales con sus densos trasfondos narrativos, el colapso del mercado de videojuegos de 1983 y, finalmente, el resurgimiento de la industria gracias al país del sol naciente.
Los videojuegos ya han superado su quinta década de existencia y continúan rompiendo barreras, ya sea mediante innovaciones tecnológicas proporcionadas por los últimos motores gráficos o nuevas perspectivas a través de la realidad virtual. Los videojuegos son más que juegos. Son artefactos culturales con profundas implicaciones sociales, artísticas, políticas y financieras. Son maneras de ver el mundo. Incluso una forma de vivir en otros mundos.
EL SIGLO DE LOS VIDEOJUEGOS. A pesar de todo lo dicho, los videojuegos han sido y siguen siendo objeto de rechazo y desconfianza, unos sentimientos que desean revertir Borja Vaz y Jorge Morla en su reciente libro El siglo de los videojuegos (Arpa, 2023).
Si bien ambos autores pretenden llegar a los más jóvenes, a fin de que puedan sostener con argumentos sólidos las bondades de los videojuegos a nivel cultural, Vaz y Morla también quieren llegar a los más analógicos «para explicarles todas las caras del