EL MODELO LEINN, DE LIDERAZGO EMPRENDEDOR E INNOVADOR, LO APLICA ENTRE SUS EMPRENDEDORES
El primer objetivo de todo proyecto debería ser: facturar desde el minuto uno. Pero eso no es siempre posible. Eso es así, en algunos casos, porque hay modelos de negocio que, para que funcionen ‘correctamente’, necesitan de una cantidad ingente de usuarios. Y, para ello, es necesario, en la mayoría de los casos, invertir mucho dinero.
La estrategia en esos supuestos es convertir un porcentaje de esos usuarios en clientes. ¿Cuántos? Los suficientes para que esos ‘pocos’ clientes sean capaces de soportar el coste de esos ‘muchos’ otros usuarios.
Esa es la teoría. Después está la capacidad de todo emprendedor de convertir los panes (usuarios) en peces (clientes). Y eso no es siempre posible, al menos, en el tiempo necesario para que un proyecto no caiga a las primeras de cambio.
En eso influyen varios factores. Uno, el principal, es no tener desde el inicio la figura del cliente como objetivo a conseguir. Y por cliente, evidentemente, nos referimos a aquel usuario que paga por nuestro producto y/o servicio. Si no paga será otra cosa, llamémosla X, pero no será un cliente.
¿A QUIÉN Y EL QUÉ?
Y también hay otros modelos de negocio que, aunque no necesitan contar con esa ingente cantidad de usuarios, no se han preocupado –probablemente, sí, aunque no lo han hecho del todo bien– de saber