El último año podría decirse que empezó el proceso de maduración de la industria de las fintech, aunque para otros también fue el primer ejercicio en el que las empresas tuvieron que ajustarse, en operaciones y en el tamaño de sus estructuras (incluyendo el despido de colaboradores). Lo cierto es que hasta 2022 el sector crecía de modo exponencial y llamaba la atención de los grandes inversores, pero ahora parece haber encontrado su primera meseta que obliga a las compañías a redefinir estrategias.
“Se trata de un reacomodamiento natural del sistema. Tendemos a analizar los mercados con los mismos parámetros que conocemos. Sin embargo, la industria fintech, marcada por la innovación permanente, vino a traer una lógica propia. Eso se nota cuando vemos cómo los distintos jugadores, que cuentan con estructuras ágiles y que están súper atentos a los cambios en las necesidades del mercado, pueden pivotear rápida y exitosamente sobre su propio negocio, adaptándolo a estas nuevas demandas”, analiza Ignacio Plaza, presidente de la Cámara Argentina Fintech. Obviamente la situación general de la economía, tanto global como local, tiene incidencia en el sector, “pero no con el mismo impacto que vemos en las industrias tradicionales. Por eso preferimos hablar de reacomodamiento más que de ajuste” suma.
En esta misma línea, Javier González Boix, director ejecutivo de Accenture, asegura: “El sector está entrando en una etapa de madurez, donde encontramos regiones o países más maduros, con empresas más sólidas, y mercados que recién están comenzando con la adopción de este nuevo