“Cuando tenía alrededor de ocho años me diagnosticaron dislexia, hiperactividad y déficit de atención, y mi mamá, en vez de medicarme como se usaba en esa época, me metió a unas clases de arte Montessori dos veces por semana. Eran los únicos momentos en los que me sentía tranquilo y desde entonces siempre ha sido mi terapia. No me veo como artista sino como alguien que lo necesita para seguir más o menos cuerdo”.
LA OBRA DE BOSCO SODI se caracteriza por el uso de materiales orgánicos impredecibles. Con ellos busca un sentido de temporalidad, de asimetría y de imperfección que acerca su obra a la naturaleza. Es creador de monumentales pinturas, ricas texturas y un poderoso cromatismo hecho a base de arcillas, agua, fibras naturales, pigmento, aserrín, pulpa de madera y pegamento, grandes esferas y cubos de barro, cerámica, costales de yute en donde el accidente, el paso del tiempo y el no control hacen las cosas únicas e irrepetibles. Esta parte de la personalidad y la pátina de la pieza me interesa mucho. No busco la perfección sino lo único, lo irrepetible. Mi evolución no ha sido lineal, me baso mucho en los procesos. Me interesa más el proceso que el resultado. Mi evolución está basada en la investigación, en retar a los materiales, ver hasta qué tamaño se puede hacer una esfera, llevar los accidentes hasta el máximo”.