Lejos de situar su origen hace miles de años, en civilizaciones como la egipcia, la griega o la romana, la tabla ouija surge a finales del siglo XIX, en pleno auge del espiritismo. Evidentemente, ya existían técnicas de adivinación y contacto con el Más Allá mucho antes; al fin y al cabo, los intentos de obtener conocimientos secretos mediante prácticas sobrenaturales y mágicas son tan antiguos como el ser humano. No obstante, comparar unos y otros sería como comparar un arco y una pistola: utilizados como un arma, ambos tienen el mismo fin, no obstante, su uso y mecanismos son distintos (VER CUADRO).
Así pues, el “señor pezuñas” es, en cierto modo, el causante de los malos ratos que, directa o indirectamente, derivan del uso de la Ouija. Y señalamos a este “ente· como culpable porque sus trastadas en el domicilio de la familia Fox, a las afueras de Hydesville (EE.UU.), fueron el detonante del moderno espiritismo a finales de marzo de 1848.
Poco importó que, años después de aquellos “extraños” sucesos protagonizados por y , las hijas del matrimonio, que pasarían a la historia como las hermanas Fox, acabaran confesando que todo había sido un fraude. Sus declaraciones al en 1888, explicando el modo en que habían reproducido los fenómenos fueron tajantes: “El espiritismo es una