“Hace mucho que no llueve”, se queja Jurgen Stein, de pie bajo lo que, estoy seguro, es lluvia. Volteo la palma hacia el cielo para que unas gotitas me caigan en la mano.
—Ah, ¿esto? —pregunta, con lo que parece un tono un poco burlón, el propietario de Selva Bananito Ecolodge, junto a la costa caribeña en el sur de Costa Rica—. Esta no es lluvia de