, en la Polinesia Francesa, es un edén en medio del Pacífico. Playas de arena blanca, mar cristalino, montañas volcánicas tapizadas de verde y palmeras de todos los tamaños. Ahí vive Titouan Bernicot, hijo de cultivadores de perlas marinas, quien aprendió a sumergirse en el agua antes que a caminar. Su adolescencia transcurría entre el surf, la pesca y el buceo hasta que un día, entre olas, algo le llamó la atención: los colores brillantes de los arrecifes se habían vuelto fantasmales. Con el cambio climático, los eventos de blanqueo, que antes eran muy raros, son cada vez más frecuentes e intensos. “Me di cuenta de
IDEAS INNOVADORAS PARA SALVAR CORALES
May 15, 2023
4 minutos
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