Los licores de frutas son bebidas espirituosas, generalmente dulces, compuestas por alcohol, agua, azúcar, esencias aromáticas y otros posibles ingredientes que se obtienen mediante diferentes procesos, siendo los más frecuentes los de la destilación o la maceración. ¿De qué? Como su nombre deja bien claro, de frutas de muy diversa índole. Tanto en solitario como combinadas.
■ Porque es posible emplear desde duraznos y nada más, por poner el ejemplo particular de un fruto asiduamente utilizado en la preparación de licores, hasta la combinación de varias frutas como las cerezas, las frutillas y las frambuesas, de las que obtendríamos un dulce resultado. Según el producto y el licor en concreto, la preparación, la receta y hasta los ingredientes adicionales a la fruta pueden cambiar.
¿Cuál es la historia de los licores de frutas?
Para hallar el origen de los licores de frutas debemos remitirnos al de los propios licores en general, el de las bebidas alcohólicas destiladas obtenidas a partir de hierbas, especias o frutas. Un principio que localizamos en torno al siglo XIII en Italia, en el momento en el que alquimistas y monjes comenzaron a preparar con profusión brebajes destinados a remediar dolencias o incluso conseguir propósitos amorosos o sexuales.
■ La verdad de aquellas pócimas no era otra que el alcohol. Ni propiedades mágicas ni poderes de ninguna clase. El contenido alcohólico de estas bebidas, que en la actualidad suele situarse entre los 20 y los 50 grados, era el responsable de que sus tomadores creyesen en los efectos que supuestamente poseían. Se desinhibían,