Muchas gracias a Museo Chicote, Bar coctelería Belisa y Licor 43 por el apoyo para la realización de este artículo.
Cuenta la leyenda que el rey de Castilla Alfonso X ordenó que cada vaso de vino que se sirviera en las tabernas se acompañara con algo de comida, ya que por lo visto el vino “a secas” perjudicaba mucho a sus súbditos. También cuenta que la ración pequeña de alimento se ponía en el platillo con el que se tapaba la bebida para que no entraran moscas, de ahí su nombre: tapa.
Tapear no es sólo comer, sino picar un poco de aquí o de allá siempre acompañado de un caldo de la tierra, es decir, un vino, una caña de cerveza o un vermut.
La variedad, tanto de tapas como de bebidas, es extensa y va desde las tapas más sencillas, donde priman los ingredientes de calidad, a las más elaboradas, donde el diseño, las diferentes técnicas de cocinado y presentación van tomando puestos. En cuanto a las bebidas, tenemos desde un amplio abanico de vinos de la tierra y cervezas a combinados hechos con vino como el tinto de verano, la sangría o el vermut, y cocteles varios.
En esta ocasión te hablaremos de los dos y de cómo tomarlos y combinarlos, siempre con la idea en la cabeza de que “cada maestrillo tiene su librillo”, o lo que es lo mismo, cada receta depende de la persona que la prepara, de cada casa o de cada barra.
EL TINTO DE VERANO
Su origen no está claro, pero se piensa que se creó hace unos 100 años en Andalucía. Es un combinado refrescante pensado para los calores del verano y va bien con todo. Lo puedes beber como aperitivo o con la comida, pues es un todo terreno.
50% vino tinto + 50% gaseosa
En un vaso con abundante hielo sirve mitad y mitad de vino y gaseosa.