Hace 10 años, en abril de 2013, sucedió la tragedia del Rana Plaza en Daca, Bangladesh, que sacudió al mundo. Un edificio de ocho pisos colapsó y dejó entrever las condiciones laborales esclavizantes de miles de personas trabajadoras del sector. Fue el evento más letal dentro de la industria textil global que dejó a mil 138 fallecidos y a miles de lesionados.
La tragedia reavivó el debate sobre la responsabilidad de las empresas en las cadenas de suministro de la industria. Se hizo evidente que, para garantizar los derechos humanos de los trabajadores en ese sector,