Cada mañana los campesinos de la Noria de las Sabinas, un ejido en General Cepeda, Coahuila, ven desfilar decenas de tráileres “que van polveando”, es decir, dejan a su paso nubes de polvo que intervienen el otrora paisaje calmo de la llanura en el sureste coahuilense.
El valle semidesértico se extiende unos 80 kilómetros de largo por unos 15 de ancho. Si se procede del poniente es posible observar, al pie de la primera loma, un complejo industrial de 500 hectáreas cercado en su totalidad.
Ahí ha mantenido sus operaciones una empresa dedicada al confinamiento de desechos tóxicos, cuyos dueños poseen una amplia red de relaciones políticas. Esto, pese a tener en contra resoluciones judiciales, carecer de Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) y habérsele dictado una clausura instruida por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
La empresa es la Sociedad Ecológica Mexicana del Norte, SA (SEMNSA), pertenece