A unque eclipsado quizás por las fuertes personalidades históricas de Alarico, Eurico o Leovigildo, entre otros, el reinado de Valia supuso uno de esos puntos de inflexión que marcaron un antes y un después en la historia de los visigodos. A pesar de su corto reinado (415-418), con él los visigodos lograron un lugar de asentamiento permanente en el seno del Imperio romano, concretamente en el sur de la Galia, y sentar así las bases de lo que será el regnum Gothorum. Es nuestra pretensión a lo largo de las siguientes líneas explicar los avatares históricos que llevaron a esta situación.
Valia fue elegido después del brevísimo reinado de Sigerico (a. 415), de una semana escasa de duración. Este último, integrante del linaje de los Rosomones, había conspirado contra el rey Ataúlfo (410-415), de la dinastía goda de los Baltos, quien fue asesinado en el contexto de competencia y rivalidad entre las grandes familias godas; el mismo que motivaría el asesinato de Sigerico cuando su reinado no estaba más que empezando. A pesar de su breve periodo como líder de los godos, tuvo tiempo para asesinar a la prole de su predecesor y humillar a su viuda, Gala Placidia, hermana a su vez del emperador de Occidente, Honorio. Al asesinato de Sigerico le siguió la elección de. Luis A. García Moreno le atribuye un origen en la dinastía goda de los Amelungos, aunque también lo vincula por vía matrimonial a la familia balta del difunto Alarico. En este sentido, podría entenderse el asesinato de Sigerico y el ascenso de Valia como una reacción de los baltos y sus grupos de apoyo ante el ascenso de un linaje rival. Con todo, se tratan de conjeturas que, aunque plausibles, no dejan de entrar en el campo especulativo.