Costumbres sucesorias
Los visigodos, al igual que otros pueblos germánicos, no tenían una monarquía hereditaria ni regular. Y si bien el hijo del rey tenía derecho al trono, se trataba de algo relativo, ya que el futuro monarca debía ser elegido por acuerdo de los principales nobles del reino o dux. También estaban excluidos del trono los clérigos y las personas que tuvieran defectos físicos o algún tipo de mutilación. Así, se pretendía evitar que el reinado quedase en manos de supuestos discapacitados.
Un buen ejemplo de cómo funcionaba la sucesión en el pueblo visigodo es el caso de Wamba, que, estando presente