El código de barras de nuestro cuerpo. Unos rasgos biológicos únicos, inintercambiables en cada persona. Hablamos de las huellas dactilares, patrones complejos e individualmente singulares de la piel de los dedos de las manos y de los pies, establecidos prenatalmente e inalterables durante toda la vida de la persona, hasta el extremo de que, si las yemas de los dedos sufren algún daño pero consiguen regenerarse, estas huellas vuelven a su patrón original. Pero, ¿cómo y para qué se forman las huellas dactilares? ¿Y por qué son diferentes entre sí?
«La piel volar, es decir, la de las palmas de las manos y la de las plantas de los pies, está cubierta de finas crestas paralelas o pequeños surcos llamados dermatoglifos. Las huellas dactilares humanas se forman cuando estas crestas epiteliales primarias se convierten en una especie de "almohadillas volares" que se elevan en las puntas de los dedos, aproximadamente en la semana décimotercera de la gestación», explica Carmen Ayuso, directora del Instituto de Investigación Biomédica de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid.
Dichas «almohadillas volares», o elevaciones de las puntas de los dedos, se producen porque la capa media de la piel de las yemas de los