l 22 de junio de 1633, un científico anciano, vestido con la camisa blanca de penitente, tuvo que arrodillarse ante la autoridad de la Iglesia católica para declarar: «Yo, Galileo, hijo de Vicenzo Galileo de Florencia, a la edad de 70 años, comparecido personalmente en juicio y arrodillado ante vosotros, Eminentísimos y Reverendísimos Señores Cardenales, Inquisidores generales en toda la República Cristiana contra la herética perversidad; teniendo ante mis ojos los sacrosantos Evangelios, que toco con mis propias manos, Juro…». Es así como comienza el texto que, tras haber sido condenado, Galileo Galilei leyó en la sala capitular del convento Santa Maria sopra Minerva de Roma. Al renunciar a seguir defendiendo públicamente que la Tierra se mueve alrededor del Sol, Galileo aportó una cordura y un pragmatismo que le permitirían seguir trabajando
ABJURACIÓN DE GALILEO GALILEI
May 19, 2023
5 minutos
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