l miércoles 13 de diciembre de 1972, el astronauta Eugene Cernan, tras concluir su tercer paseo por el valle lunar Taurus-Littrow, subió a bordo de la lanzadera que lo traería a la Tierra a él y a su compañero Harrison Schmitt, que ya estaba dentro. Cernan se dirigió en ese momento al puesto de control en la Tierra: «Soy Gene», dijo, «mientras doy el último paso del ser humano desde la superficie, de vuelta a casa durante algún tiempo, pero creemos que no demasiado en el futuro, me gustaría simplemente decir [que] nos vamos como vinimos y como volveremos: con paz y esperanza para toda la humanidad».
Han pasado más de 51 años y Cernan sigue siendo aún el último hombre en pisar la Luna. Para remediar esto, la NASA lanzó en 2017 su proyecto Artemis: en 2024 la agencia espacial americana pondrá a la primera mujer y a otro hombre sobre la superficie del satélite. Y no solo eso: este paso será el primer escalón de otro proyecto mucho más ambicioso, la llegada a Marte en algún momento de la próxima década. Para ello, la Luna será una estación intermedia clave y estas palabras no son una mera frase hecha: la NASA planea instalar en el satélite la primera base espacial, el primer asentamiento humano en la superficie de otro cuerpo celeste. Así será el campamento base de la Luna de la misión Artemis.
La NASA trabaja ya sobre una versión preliminar del proyecto. Sobre esos cimientos, ha empezado a colaborar con otras agencias espaciales y con empresas del para explorar.