INTERNACIONAL /NICARAGUA
No conforme con incendiar y profanar templos, prohibir peregrinaciones religiosas y cerrar medios de comunicación católicos, el gobierno de Daniel Ortega decidió expulsar al nuncio apostólico en Nicaragua y después –el pasado 12 de marzo– romper sus relaciones diplomáticas con la Santa Sede.
Estas agresiones se dan en medio de un duro enfrentamiento entre Ortega y el papa Francisco, pues mientras el primero acusa al pontífice de ser un “santo tirano” porque el Vaticano es una “tiranía”, Francisco le dice al mandatario que es un “desequilibrado” mental cuyo gobierno es una “dictadura hitleriana” y “grosera”.
La investigadora Martha Molina Montenegro, abogada nicaragüense, católica, con estudios en derecho en la Universidad Centroamericana y en la Universidad de Salamanca, España, quien documenta esos ataques a la Iglesia en su estudio Nicaragua: ¿una Iglesia perseguida?, refiere de entrada:
“En Nicaragua la Iglesia católica es la única institución que ha logrado mantenerse firme en sus denuncias contra las arbitrariedades de la dictadura de Daniel Ortega. Y goza además de credibilidad nacional e internacional. Por ese motivo el gobierno ha centrado sus ataques contra esta institución.”
–¿Cuántos ataques ha logrado usted