GINEBRA.— “¡No debía y no tenía que ocurrir!”, afirma Giovanni Lepri, titular de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) en México, sobre la tragedia de los migrantes calcinados en una instalación del INM en Ciudad Juárez, la noche del 27 de marzo pasado.
“Es un evento dramático, pero no es la primera vez que mueren personas extranjeras que están transitando por México, han sido deportadas o que han llegado con la intención de quedarse”, observa en entrevista con Proceso.
Señala que la política global de ACNUR es clara contra la detención de solicitantes de asilo, y que los