El embudo de ventas es una hoja de ruta diseñada por la empresa para dirigir a sus potenciales clientes hacia un objetivo concrete), generalmente cerrar una venta o conseguir un lead para lanzarle campañas de marketing.
En ese recorrido, la mayoría diferencia cuatro fases básicas: "Atención, que es conseguir que la gente que no te conoce te descubra; Interés, cuando ese potential cliente entra ya en contacto con tu marca; Deseo, que sería un paso más hacia el cierre de la venta, el usuario se enamora del producto y lo quiere comprar; y, por último, la venta en si", explica José Carlos Cortizo, CMO y partner de Growth Elackers.
A este recorrido básico se pueden añadir también las fases postventa: fidelización, el cliente nos conoce y compra de forma recurrente, y recomendación de nuestros productos por parte del cliente.
La cuestión aquí es cómo se diseña ese embudo de conversión y cómo se va adaptando según los resultados y la información que vamos recabando de los clientes. Porque nunca debe plantearse como una herramienta estática, debes trabajar tu estrategia con acciones de ensayo-error. Medir los objetivos alcanzados y su coste en cada una de las fases del embudo en función de las herramientas que utilizamos e ir optimizando cada fase para conseguir un mejor resultado al final del funnel.
IDENTIFICA A TU BUYER PERSONA
El recorrido empieza definiendo el perfil del cliente o buyer persona al que nos vamos a dirigir. Teniendo claro que generalmente no vas a tener un solo perfil de cliente, sino varios. Como la mayoría de los negocios.
Para definirlo o definirlos, Andrés de España, fundador de , recomienda "identificar las tensiones de los potentiates compradores definidos. Las cosas que te pasan en el día a día que tienen que ver con mi producto, con mi sector, con mi marca, con las marcas que te rodean o con productos que te rodean que son similares al mío. Se trata de extraer insights o tendencias que