En el invierno de 2016, el gestor de domótica Google Nest realizó una actualización del software de sus termostatos que causó un daño en las baterías. Un gran número de usuarios quedó desconectado, aunque muchos pudieron cambiar las baterías, comprar un nuevo termostato o esperar a que Google lo solucionase. La empresa indicó que el fallo habría sido causado por el sistema de inteligencia artificial (IA) que gestionaba esas actualizaciones.
¿Qué hubiera pasado si la mayor parte de la población usase uno de esos termostatos y el fallo dejase a medio país expuesto al frío durante días? Un problema técnico se habría convertido en una emergencia social que habría requerido de la intervención del estado. Todo por un sistema de inteligencia artificial defectuoso.
Ninguna jurisdicción en el mundo ha generados por la inteligencia artificial. Eso no quiere decir que exista un vacío legislativo completo: muchos de los daños que la inteligencia artificial pueda causar tienen otras vías de respuesta. Por ejemplo: