DICE Belén Esteban que si su padre, fallecido hace 16 años, la viera hoy lloraría emocionado. Lo dice mientras en la garganta se le hace un nudo que cuesta desatar. En esta charla con SEMANA, casi sin darse cuenta, la de Paracuellos ha hecho un repaso a los últimos años de su vida y resulta inevitable no emocionarse al pensar todo lo que ha conseguido sin que su padre haya podido verlo. Se refiere a su reciente recuperación tras la ruptura de tibia y peroné que sufrió el año pasado, a su éxito como empresa ria, a esa nueva Belén en la que se convirtió cuando rompió con su pasado más turbio y, por supuesto, a la familia de cuento, como ella dice, que ha conseguido desde que tiene a su lado al hombre de su vida, a Miguel Marcos, con quien este 2023 celebra 10 años de amor. “Irme a vivir con él a los cinco meses de conocerlo es la mejor decisión que he tomado en mi vida”, nos reconoce.
“Estoy mucho mejor, todos los días voy a rehabilitación, pero me tengo que operar de dos dedos del pie”
Curiosamente, este año también celebra una fecha clave, su 50 cumpleaños, y, precisamente por eso no habría mejor momento para hacer balance. La Belén que hoy nos encontramos es una mujer serena que es capaz de distinguir sus luces y sus sombras. Una mujer nueva que, tras un bache de salud que a punto estuvo de costarle una depresión, sonríe a mandíbula batiente y se ríe de los contratiempos. “¿Tengo que ponerme tacones? De verdad que no puedo casi caminar, solo falta que me rompa otra vez la pierna…”, nos dice mientras se viste para las fotos. Obediente, se sube a los tacones. Ya no hay reto que se le resista.
Belén, lo primero, ¿cómo te encuentras de salud?
Estoy mucho mejor.
