n su carrera como actriz, marcada por la obsesión de que valoraran su trabajo y se viera más allá de su imagen, Marilyn Monroe fue premiada con tres Globos de Oro, uno a Mejor Actriz de Comedia y Musical por (B. Wilder, 1959) y dos a Actriz de Cine Favorita de los espectadores. También fue reconocida en Italia, con un Donatello, y en Inglaterra, donde fue candidata dos veces a los BAFTA… Pero nunca fue nominada al Oscar. Como personaje, en cambio, la historia es otra: Ana de Armas consigue su primera nominación al Oscar por el retrato que de ella hace en un reconocimiento que llega 12 años después del que recibió Michelle Williams por (S. Curtis, 2011). En esa ocasión se impuso en la terna Meryl Streep, por su metamorfosis(P. Lloyd, 2011), y en esta todo apunta que la hispanocubana, la única representante, aunque sea incidental, de nuestro cine en la 95. edición de los premios de la Academia de Hollywood, poco tiene que hacer ante las favoritas de su categoría. A su favor, la innegable tendencia de los votantes a premiar, más que al intérprete, al personaje real que encarnan. Y ante eso, pocos homenajes más merecidos que el que se debe a Norma Jean Baker.
