l maestro del suspense Javier Castillo (Mijas, Málaga, 1987) escribió su primera novela durante los trayectos de tren en los que iba y volvía de su trabajo como asesor financiero en una consultora. Con pasó de ser un desconocido a un escritor superventas en cuestión de días. Acaba, que ya ha sido número uno en Amazon en preventa. Es una historia muy distinta a lo que yo suelo escribir. Sin hacer , esta vez he cogido el misterio y lo he metido dentro de la protagonista. Hace mucho tiempo vi una foto de una chica en Instagram que ha tenido varias operaciones de corazón y publicó una foto con una cicatriz muy grande en el pecho y me llamó mucho la atención. Estuve durante mucho tiempo pensando cómo usarlo y luego dije: "Venga, voy a lanzarme, voy a intentar crear algo muy distinto”. Sí [ríe]. Somos colegas. Nos llevamos muy bien, es uno de los referentes para mí. Hemos conectado mucho, nos llevamos genial porque estamos en la misma onda. Hablamos de los mismos temas, tenemos las mismas inquietudes… De hecho, le hice un regalo muy bonito hace tiempo, le compré la primera edición de la última novela de Charles Dickens, . Todo empezó por casualidad. Cuando estaba con pensaba: una trama así en España no podría suceder porque nadie se lo iba a tomar en serio. Por eso, decidí situar la trama en Estados Unidos y lo he ido repitiendo por costumbre en el resto de libros. Creo que siempre ha estado de moda. Es un género que vende muchísimo y creo que ahora han salido muchísimos autores muy buenos. Ahora estoy leyendo , de Joan Didion, pero intento leer de todo. He leído muchísimos porque al final es lo que más controlo, pero es verdad que ahora soy casi capaz de predecir por dónde va a ir la cosa [ríe]. Estoy con un libro infantil porque me hace ilusión que cuando los niños sean un poquito más grandes puedan leer un libro mío, pero la verdad es que no sé si lo publicaré o lo dejaré solo para ellos. También ya estoy planificando la siguiente novela, pero de esto no puedo contar nada. Tengo la suerte de tener mucha imaginación. Eso sí, el trabajo de escritor es muy solitario. El problema es asentarlo y tener tiempo. Además, si tienes niños y no eres organizado, se monta una jauría en casa.
