ay que tener la piel muy dura, el corazón muy incendiado y el cerebro muy engrasado para lograr una hazaña como la de Sara Socas (Tenerife, 1997): ser la primera mujer en entrar en la primera división de las batallas de gallos, una voz feminista y combativa en un entorno que probablemente es el epítome de lo machirulo. De hecho, le ofrecieron ese ‘pase de oro’ a modo de invitación políticamente correcta, pero ella renunció porque quería ganarse el puesto por sus propios méritos. Y, auncon un álbum que verá la luz en los próximos meses. Todas las discográficas están con el talonario en mano porque huelen la posibilidad de fenómeno. Ella lo sabe y también sabe jugar en este
Las ‘freestyler’ facturan
Feb 23, 2023
3 minutos
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